Cámara subjetiva

Ángeles Mora

Juegos de guerra

JUEGOS de guerra se tituló una película estadounidense de los años 80 sobre un joven hacker que jugando con su ordenador llega a entrar en el ordenador central del "Comando aeroespacial norteaméricano de la Defensa". Y mientras él cree que está jugando a la guerra resulta que está poniendo en marcha un ataque nuclear en toda regla… La he recordado a propósito de Wikileaks.

Porque resulta que hoy, en los tiempos de los reality show, el caso Wikileaks no parece real, más bien parece que hemos vuelto a la época de la Guerra Fría y estamos viendo una película de espías. Como si el Agente 007 estuviese llevando a cabo una arriesgada misión contra los rusos malos que estuviesen filtrando documentos importantes para Estados Unidos y el "bloque occidental capitalista". Por entonces la Unión Soviética, que lideraba el "bloque Oriental comunista", estaba detrás de todos los malignos complots que pretendían acabar con Occidente.

En ese entonces los rusos eran el "eje del mal" (incluso La espía que me amó, que creo que también era rusa). Luego -según Bush- el "eje del mal" se trasladó a los suicidas del terrorismo islámico. Y ahí empezaron otros "juegos de guerra": Irak, Afganistán, Irán… Siempre con buenos y malos, aunque no debemos olvidar que Clausewitz dijo que la guerra era "la continuación de la política por otros medios", e incluso añadiendo (aunque no se suele recordar) que la política no es más que la continuación de la economía: ¿nos suena esto a algo?

Ahora, en plena crisis económica, en los etéreos espacios de la internáutica ha surgido un nuevo agente del mal al que hay que combatir. Se llama Julian Assange. Y ya sabemos que en estos juegos de guerra cualquier acoso, por inmundo que sea, está permitido: denuncias sexuales o bloquear las vías de financiación de la manera más burda y descarada. Claro que un grupo de simpáticos hackers, opuestos a todo tipo de censura en Internet, acaban de iniciar la "Operación Pay-back" (que también suena a película de espías) para castigar a las empresas norteamericanas -Master Card, Visa y PayPal- que han boicoteado a Wikileaks a petición del Departamento de Estado. Se trata de atacar a los sistemas operativos de tales empresas para dificultar las transacciones de pago con tarjeta de crédito.

El juego de guerra está asegurado, pero el reparto de papeles no queda claro. Assange está en la cárcel ¿Pero de verdad nos parece el malo? Y el grupo de hackers que lo defiende ¿no tiene la aureola mítica de Los tres Mosqueteros?

Continuará…

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