Jusitifcar un sueldo

El desocupado ministro Garzón bien hiciera en tratar de contener la escalada de precios en que vivimos

Anda el sector comunista del (des)Gobierno, éste de Pedro Sánchez, de nuevo, empujando tras de una incierta plataforma de minúsculos partidillos y otros corpúsculos conformados por pocos radicalizados de la izquierda, en un empeño que no cesa para deteriorar el bien ganado prestigio de la monarquía, institución que viene prestando impagables servicios al conjunto de los ciudadanos españoles, desde los años finales de la dictadura del general Franco -en que el entonces príncipe preparaba el terreno para las tolerancias- habiendo intervenido luego, como todos bien sabemos y de forma determinante, en la reinstauración del sistema democrático y constitucional, que disfrutamos desde 1978.

Sin embargo, el comunismo -que, junto al fascismo, se ha distinguido históricamente y sigue distinguiéndose por restringir y hasta prohibir las libertades individuales y el disfrute de los derechos humanos- ha sido y quiere seguir siendo, auténtica mosca cojonera, dedicado a dar la vara, inmisericorde y pertinaz, para deteriorar en todo lo posible -e imposible- a la monarquía constitucional que preside el Estado español, tras la que irían desfilando -estamos seguros- en similares "autos de fe", las demás instituciones que son pilar principal de la democracia que disfrutamos y que los comunistas tachan despreciativamente de "burguesa" o "liberal" y que son piezas a derribar en su extemporánea cacería, no nos engañemos.

El virus que es causa de la pandemia que aún seguimos padeciendo fue, el pasado mayo, la causa que frenó un pretendido referéndum -que no hubiese sido, dicen, oficial ni vinculante, ¡faltaría más!-y que esos partidillos; que si no fuese por la debilidad política del mentado Sánchez, no saldrían de su obscuridad e insignificancia; pretenden que se produzca en la próxima primavera. Dicen que con ello quieren conocer del modelo de Estado que los ciudadanos desean, aduciendo que, en 1978 ese debate fue "hurtado". Ya sabemos que la nación no duerme desde entonces, sumida en la citada honda preocupación.

Hace fuerte contraste esto que propone el partido del desocupado ministro de Consumo con los datos que nos aporta el CIS que sitúa la preocupación por este asunto en el puesto 35 de los 45 problemas que propone en la consulta a los ciudadanos. El inactivo, desocupado, posiblemente inútil ministro de Consumo, Alberto Garzón, bien hiciera para justificar su sueldo, en tratar de cómo contener la escalada que vivimos en los precios de las cosas cotidianas, que eso sí preocupa y hasta desespera a la clase trabajadora. ¿O no?

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