Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Justificar atrocidades

Salvando distancias, causa vergüenza los apoyos a Putin y los de Sánchez a la masacre de Marruecos

Me gustaría haber dedicado esta última mirada de la temporada -antes del habitual largo descanso a los lectores que realizo los meses veraniegos- hablando de música y del querido Festival que tantas décadas llevo comentando y que una inesperada afección física me ha obligado a cancelar gran parte de las citas críticas previstas. Pero, en casa, ante el ordenador y sin referencias directas del acontecimiento cultural más importante de Granada, que entra en su última semana, me entristece que las notas de actualidad tengan rasgos trágicos, ni siquiera ocultos con la inflación histórica del 10,2%.

La primera tragedia, por supuesto -ya comentada ampliamente- el vigor criminal que no cansa a Putin en su invasión de Ucrania, aumentando la espiral de millares de muertes de civiles, con sus masivos bombardeos de hospitales, supermercados, arrasando ciudades y ciudadanos, violando mujeres y niñas, causando un éxodo de cerca de cinco millones de pacíficos ucranianos. La adversidad física me ha impedido disfrutar de previstas audiciones de rusos y rusas que forman parte de la Rusia admirada artísticamente y que el sanguinario sátrapa está convirtiendo en el enemigo número uno de la Humanidad, que no puede admitir las justificaciones de tales atrocidades, tanta sangre inocente derramada por un bárbaro entre gentes que, incluso, hablan su idioma. El horror de Putin no puede, no ya digo justificarse, sino que el mirar para otro lado causa vergüenza a una humanidad dolorida que, además, por sus actos, habla de guerras como cosa natural en el siglo XXI.

Salvando las enormes distancias que hay entre otros hechos recientes, se siente también vergüenza que el presidente de Gobierno de un país democrático y defensor de los derechos humanos, don Pedro Sánchez, haya aplaudido y justificado la masacre que la gendarmería marroquí ha cometido contra los inmigrantes que intentaban asaltar la valla de Melilla. 37 muertos, según distintas ONG, que han sido apresuradamente enterrados sin tomarle filiación, sin determinar las causas de sus muertes, en fosas excavadas en los alrededores de Nador. La inexplicada pleitesía de Sánchez a Mohamed VI no justifica su inhumanidad, como tampoco la pasividad de algunas ministras de Podemos, como la señora Irene Montero, que en rueda de prensa no respondió a las continuas interpelaciones periodísticas. A estas señoras y señores les interesan sólo sus sueldos. Los derechos humanos sirven para latiguillos y pancartas. A la hora de la verdad, es más cómodo mirar para otro lado. Quizá alguno y alguna habrán salido, al celebrarse la cumbre de Madrid, recordando el viejo lema 'OTAN, no; bases fuera'.

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