Ojo de pez

Pablo Bujalance

pbujalance@malagahoy.es

Lava más blanco

Los aliados han dictaminado que no todos los españoles son iguales y que los derechos no pueden ser los mismos

La tentación de blanquear al diablo que nos permite alcanzar nuestro objetivo es connatural al objetivo mismo. El propio Fausto, según Marlowe, venía a decir que los favores del bueno de Mefistófeles bien valían su alma y hasta un poco más. En los últimos días, a cuenta de la investidura, asistimos a numerosos argumentos desde la izquierda dirigidos a subrayar la calidad democrática de los aliados del inmediato Gobierno de Pedro Sánchez y de quienes se disponen a hacerlo posible: nos recuerdan no pocos portavoces del PSOE y UP, por ejemplo, que EH Bildu ejerció una influencia imprescindible para que ETA dejara de matar, lo que es cierto. También, de paso, hay quien alaba la oratoria de Aitor Esteban, que desde luego es de altura, así como el compromiso del PNV con la gobernabilidad de España en tiempos difíciles (nada se dice, eso sí, de las contrapartidas, pero tampoco es cuestión de ir por ahí aguando la fiesta). Y, claro, la investidura pasaba por hacer parecer a ERC poco menos que un activo patriótico para todos los españoles, y allá que se lanzó Gabriel Rufián a pedir libertad para Andalucía, como si hiciera falta. Todos son, pues, muy demócratas, muy de izquierdas y muy progresistas, lo mismo el PNV que Teruel Existe. No es tan malo, entonces, contar con sus apoyos. Nada tienen que temer los españoles de bien.

Pero el blanqueo, ¡ay!, entraña un riesgo: el blanqueador puede quedar blanqueado a la primera de cambio. La opción del PSOE es legítima y en eso debería quedar el juego; lo demás es poesía, y de la mala. Si algo tienen en común Bildu, el PNV y ERC es su unanimidad al dictaminar que no todos los españoles son iguales. Que hay diferencias étnicas e ideológicas. Y que, a tenor de estas diferencias, cabe considerar unos derechos u otros para los ciudadanos, en correspondencia; derechos, cuidado, que no se los ha inventado Perico, sino derechos históricos, como el gol de Zarra. Y a ver quién es el bonito que pone un pero a un derecho tildado de histórico. El gran orador Aitor Esteban bendecía que el nuevo estatuto del País Vasco incluyera una ciudadanía a dos velocidades; es decir, es más demócrata que el obispo de San Sebastián. De modo que todos estos aliados coinciden en apostar sin reservas por una praxis que difícilmente podría situarse más lejos de la izquierda. Que a UP le va el rollo reaccionario ya lo sabíamos, pero estaría bien que el PSOE aceptara esto con naturalidad. Sin blanqueos. Porque nos da la gana y podemos. Y a otra cosa.

Parecía difícil que alguien superara el esfuerzo blanqueador del PP andaluz con Vox. Pero ahí va eso. Tonto el último.

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