Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Legislar para aulas vacías

Un esperpento: redactar una nueva ley de educación cuando no se sabe si se abrirán las escuelas

El tríptico que el Ministerio de Educación ha colgado en su web para informarnos de los objetivos de la LOMLOE, avala la necesidad perentoria de una nueva ley educativa -la novena de los últimos 40 años-, que quizá no cuente en septiembre con alumnos en las aulas. Hay propuestas que, por sí solas, justificarían el esfuerzo de aprobar esta ley. En el nuevo escenario pedagógico, las alumnas pasarán a llamarse -¡menudo salto cualitativo!- las chicas (sic, en el tríptico); y lo que es más ilusionante: se procurará alentar en ellas "las vocaciones científicas y STEAM". Miro en la Wiki lo que es STEAM y se me informa de que es una plataforma de distribución digital de videojuegos, desarrollada por Valve Corporation. Ya está, la nueva ley formará a las alumnas -me imagino- en el manejo de juegos de ordenador, por si llegan a vicepresidentas del Congreso, como Celia Villalobos, y tienen que sobrellevar las tediosas sesiones parlamentarias, jugando al Frozen Free Fall. No podía faltar, en este tipo de proyectos, el cachondeo de las religiones y de las educaciones para la ciudadanía. Si ya el trabajo de los sanitarios ha sido fundamental y agotador para contener (provisionalmente) al enano saltarín, imaginen la labor ingente que les espera a los profesores responsables de dar estas asignaturas. Los imagino, como a los pretendientes de Penélope, desesperados, al comprobar que el sudario que la fiel esposa de Ulises tejía de día, se deshacía de noche. O mejor, ellos serán como Sísifo, intentando conducir a los estudiantes a la alta cima de la excelencia del conocimiento y del respeto a los valores religiosos y democráticos y viendo con gran desencanto y frustración cómo los legisladores, con sus malos ejemplos, deshacen, de una ley para otra, la titánica tarea de educar a la juventud, para que no queme contenedores ni fotos del rey ni estatuas de prohombres. Cómo quitarles de la cabeza a los chicos y a las chicas la consumición de sexualidad industrial, de tintes masturbatorios, si nuestro rey emérito, según cuentan, atendió a 5000 amantes, superando de sobra el récord de su bisabuela Isabel II. Y es que cuando los políticos, sobrepasados por los problemas, no saben qué hacer, como los demonios de Dante, convierten sus culos en trompetas y expelen por ellos leyes educativas con las que encubrir sus vergüenzas.

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