La ciudad y los días

carlos / colón

Leyendo bajo cielos inmensos

HACE dos años la editorial Valdemar nos hizo a los amantes de la literatura y el cine, en general, y de las novelas del Oeste y el western en particular, el regalo de su colección Frontera. Se sumaba así, con la ventaja de hacerlo en continuidad, a la edición en Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores de la extraordinaria trilogía del Oeste de Okley Hall formada por Warlock, Bad Lands y Apaches, publicadas entre 2009 y 2014.

Decir amantes del cine y el western es una redundancia, dado que este género ya casi extinto es la joya del cine estadounidense y ha aportado algunas de las cumbres del cine mundial (desde que se vencieron los prejuicios no pocos western, con Centauros del desierto en cabeza, suelen figurar en los primeros lugares de las listas de las mejores películas de la historia del cine).

Pero unir literatura y novelas del Oeste choca aún con prejuicios. Agravados porque desde el declive del western cinematográfico las publicaciones en castellano han ido menguando hasta casi reducirse a estas espléndidas rarezas que tanto agradecemos. En su colección Frontera la editorial Valdemar ha editado siete volúmenes de relatos (Indian Country y El árbol del ahorcado y otros relatos de la frontera de Dorothy M. Johnson, Un tronar de tambores de James Warner Bellah) y novelas (El trampero de Vardis Fisher, Centauros del desierto de Alan Le May, Hondo de Louis L'Amour y Bajo cielos inmensos de A. B. Guthrie) que inspiraron algunas de las obras maestras de Ford o Hawks.

En la siempre cuidadosa selección de las lecturas de verano (la lectura bajo cielos inmensos) he incluido la novela de A. Guthrie (1901-1991) de título coincidente publicada en 1947, en el umbral de la edad de oro del western. Este artículo no tiene más objetivo que recomendar su lectura. Forma parte de una pentalogía a través de la que Guthrie quiso narrar la historia de los Estados Unidos desde 1830 hasta el final de la II Guerra Mundial. Leída Bajo cielos inmensos, primera de las cinco novelas, cabe desear que Valdemar publique siquiera la segunda, The Way West, que obtuvo el premio Pulitzer en 1950. Porque se trata de una obra extraordinaria, que suele citarse entre las diez mejores novelas del Oeste e inspiró a Hawks su Río de sangre. Es hermosa, vital, emocionante, sobria, realista… El viento de las tierras vírgenes parece hacer pasar sus páginas… No dejen de leerla.

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