La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

Llegan los 'chiringuiticidas'

Ciudadanos es el chiringuiticida de la administración, cuando entra en los gobiernos, los chiringuitos desaparecen". Ole con ole. El dirigente del partido naranja Guillermo Díaz, nos dejó a todos mucho más tranquilos el viernes desde su Málaga residencial. No se refería por supuesto a que su formación hubiera abolido los espetos de sardinas junto a la playa, sino a los 92 entes públicos vinculados a la Junta de Andalucía que han sido estudiados al detalle por empresas consultoras nacionales, para trasladar a la Junta esas famosas auditorías que se presentan como el gran remedio contra el despilfarro en Andalucía.

Los 54 exámenes realizados arrojan resultados "escalofriantes", continuaba el político liberal. Pero estamos salvados, no sufran. "La buena noticia es que esto ha terminado, mientras exista en Andalucía el gobierno de Cs y PP, esto no volverá a repetirse". Cabría pensar que desde el mismo viernes, organismos y empresas públicas son cosa del pasado y, desde ya, hay 3.000 personas más en las listas del paro de las ocho provincias. Como si de la noche a la mañana, sobre las respectivas sedes, hubieran caído misiles selectivos lanzados por un grupo de superhéroes que se hacen llamar los "chiringuiticidas". Muchos empleados de este sector público paralelo no sabrán mañana lunes si ir a sus puestos de trabajo o si a la vuelta de las vacaciones se van a encontrar un escenario de devastación.

Al margen de estos mensajes apocalípticos, alejados por completo de la realidad de un Gobierno andaluz que no parece dispuesto a mojarse en la operación bikini de la administración mientras el horizonte electoral esté cada día más cerca, es necesario hacer una reflexión sobre ese saco en el que se ha metido todo el "sector instrumental". Agencias, fundaciones, patronatos, empresas... Con cometidos, plantillas y funcionamientos diferentes y hasta divergentes.

En Granada estas auditorías tocan un elemento tan sensible como Sierra Nevada, a través de la empresa pública que gestiona la estación de esquí, Cetursa. Un análisis detenido de la auditoría presentada por Deloitte arroja más dudas que certidumbres. Los problemas que detecta: conflictividad laboral (nada nuevo) e inversiones muy limitadas durante años. Solución: dar entrada al capital privado. Y compara la situación de Sierra Nevada con la del enorme desarrollode Baqueira. Pero no aparece en este capítulo alusión alguna a los límites del Parque Nacional o a los equilibrios medioambientales.

Echan en falta los auditores que Cetursa no haya invertido estos años en la ampliación de pistas, lo que denota una distancia de leguas y leguas con la realidad de este enclave rodeado de tierra, vegetación y fauna protegidas por leyes autonómicas, estatales y hasta por la Unesco. El capital privado tampoco es el demonio y la colaboración de ambas fuerzas puede ser clave para el futuro de este emblema natural y económico de Andalucía. Pero con contexto. Sin misiles de chiringuiticidas para abordar un problema tan sensible que puede afectar a muchas generaciones. Esto no es una agencia con nombre rimbombante y sin cometido real, por mucho que las sombras de su mejorable gestión lleven años en el candelero.

Cetursa no es la única diana en Granada de estos supersalvadores de las arcas públicas andaluzas. El Parque Tecnológico de la Salud, la Escuela Andaluza de Salud Pública, el Legado Andalusí, la Fundación Rodríguez Acosta... Es tal el collage que cuesta imaginar una solución más o menos uniforme. Por ahora, los únicos pasos que ha ido dando el Gobierno andaluz con estos organismos sí han ido en la misma dirección. Centralizar. Y ahí nos adentramos en un problema histórico de esta tierra y urgamos en una herida abierta de par en par. Argumentos renovados para los defensores del Granadexit.

La Administración autonómica, como cualquier otra, está centralizada y las decisiones clave se toman en su sede principal. A Granada y todo el arco oriental andaluz, que tan lejanos se sienten de San Telmo, les quedaba la ilusión de tener "entes intrumentales" donde algo se decide y se maneja. Una pequeña parcela de aparente autonomía que ahora pretende arrasar una bomba chiringuiticida lanzada desde Sevilla... o Málaga. Y sin anestesia.

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