De reojo

ANTONIO CAMBRIL

Lorca, desahuciado

LIENTRAS el Museo Picasso de Málaga exhibe El Mural, referente capital del expresionismo abstracto que la millonaria y galerista Peggy Guggenheim encargó a Jackson Pollock para lucirlo en su residencia norteamericana, en Granada aún buscan soluciones para traer el legado de Federico García Lorca al edificio de la Romanilla erigido para albergarlo. Tras quince años de gestiones y obras y 26 millones de euros invertidos, cuatro de ellos `birlados', según sus propias palabras, por el ex secretario de la Fundación presidida por la sobrina del poeta, conocemos por unas declaraciones del abogado Matías Cortés al New York Times que Laura García Lorca negocia la condonación de la deuda con La Caixa (cuyo valor coincide casi con el del dinero evaporado) a cambio de que disponga también de la herencia. Los documentos sufrirían un medio desahucio, descansarían en la cámara acorazada preparada para su custodia y se fatigarían después en giras y exposiciones en los centros culturales de la entidad financiera. Como poco, el Centro perdería la potestad absoluta sobre los fondos.

Laura, que nació sobrina como otros nacen negros, ricos, sietemesinos o napolitanos, mantiene secuestrado el legado y sólo lo entregará a cambio de conservar la presencia de su Fundación en el Consejo Rector. Perfecto, si no fuese porque la millonada no sale de su bolsillo, ni del de los responsables de la Junta o el Ayuntamiento, sino del de todos los ciudadanos. Y aquí, exceptuando a Cuenca, el nuevo alcalde, los representantes institucionales, con Laura muy destacada a la cabeza (ella eligió y, cuando menos, no vigiló adecuadamente al malversador confeso), han mostrado una soberbia negligencia en el cuidado del bien común en momentos de máxima austeridad y sufrimiento colectivo. Alguien tendrá que explicar con absoluta claridad qué ha sucedido, aunque eso le valga la enemiga de la aristocracia del verso, la prosa, el periodismo y la abogacía patria, de la maraña de primos, hermanos, amigos y amigos de los amigos de los protagonistas de este entuerto tan escasamente poético como demasiado familiar.

Málaga ya es la capital cultural de Andalucía por decisión y méritos propios de su clase dirigente. Granada, que lo fue hasta hace apenas 25 años, no se busca ni se encuentra, no fallece ni revive, continúa pagando la insignificancia de sus élites y el asesinato a manos de unos seres despreciables del poeta español más conocido en el extranjero. ¡Qué ciudad! Parece que la hayan condenado a muerte y a cadena perpetua a un mismo tiempo.

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