Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Luis Salvador, el apóstata

Hay bolsas de parados, bolsas de petróleo, bolsas de los ojos, bolsas de plástico; Ciudadanos es una bolsa de tránsfugas

Pablo Tarso tuvo que caerse del caballo, cuando cabalgaba hacia Damasco, para pasarse del judaísmo al cristianismo. Los judíos eran muy de pasarse a religiones politeístas, abandonando al Dios de Israel, pero solían recibir castigos disuasorios. Yahvé no se andaba con chiquitas. Este transfuguismo sagrado era solo de irse, porque para pertenecer al pueblo elegido no bastaba con desearlo fervientemente: o se nacía en una de las doce tribus, y entonces eras judío, o se nacía filisteo, persa, egipcio o lo que fuera y entonces te las tenías que arreglar tú solo, excluido, sin maná del desierto, sin éxodo, y sin una escritura de propiedad sobre Palestina que te permitía tirarte dos mil año dando vueltas, errante, por el mundo y luego volver a tu tierra y reclamarla exhibiendo el Libro Sagrado, como título de propiedad, y poniendo a Dios por testigo y notario de que esa tierra era tuya, por los siglos de los siglos. Amén. El transfuguismo no está bien visto, pero es una práctica común desde que San Pablo se dedicó, como apóstol de los gentiles, a meter a los paganos en nómina. Los misioneros cristianos han seguido promocionando el transfuguismos, la apostasía. En África, América y Oceanía. Tachando de prácticas mágicas o supersticiosas las de los pueblos aborígenes y blandiendo con severidad cruel su verdad como única. Estamos todavía en la etapa religiosa de la humanidad. Y hasta que la ciencia no acabe con todas las enfermedades y nos haga inmortales -todos por igual- a los 7.500 millones de habitantes del planeta no creo que dejemos de estarlo. Por ahora, las religiones, y los partidos miméticamente, miran mal a los que se les van y los tachan de renegados o de tránsfugas, pero exhiben orgullosos, como banderas de enganche y como la prueba de que Dios está con ellos, los nombres de los que les entran. La conversión de Constantino (313) la celebran los cristianos, desde hace siglos, pero condenan e infaman a su sobrino Juliano el Apostata que abandonó el cristianismo. Para normalizar el transfuguismo, Rivera ha convertido su partido en una bolsa de tránsfugas. Si te afilias a Ciudadanos, ya sabes que igual sirves para un roto que para un descosido. Llamar a Luis Salvador apóstata es una injusticia, es simplemente un político multiusos, comodín, evanescente. Líquido.

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