SI la vida en general no suele tener memoria, el fútbol en particular la tiene aún bastante menos. Al finalizar la temporada pasada, Paco Chaparro era aclamado tras salvar al Real Betis Balompié del descenso y dejar a las puertas de subir a su equipo, el Betis B. Casi un año después, Paco está casi olvidado para lo bueno, y su puesto está ocupado por un entrenador que, de manera clara, ha fracasado en su intento de meter a su equipo en eliminatorias de ascenso y que, simplemente, estaba en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Otros méritos nadie le reconoce. Tras la reacción del cambio, propiciado más por la superstición que por la racionalidad, el equipo verdiblanco vuelve a su nivel, estando en una posición difícil en la que nadie reconoce responsabilidades.

Por otra parte, en el mundo futbolístico provincial, ya casi nadie se acuerda de que no hace muchos años en Segunda B estaban tres equipos: Granada CF, Guadix CF y Motril CF. A muchos granadinos se les ha olvidado que, en el fútbol, la provincia va de 'protocolo' acelerado, por decirlo finamente. Muchos asistentes a las asambleas han olvidado que, con su templanza y su falta de combatividad, han colaborado a que su equipo del alma esté en la UCI de forma permanente.

Muchos granadinistas acérrimos han volatilizado de su memoria que, hace dos ratos y cuando parecía que el proyecto empresarial podía solidificar, a la persona que citaban para que hiciera oposición no era otra que Carlos Marsá. Ayer y hoy era y es el enemigo a batir. Es decir, simplemente pasa a ser oponente aquel que se cruza con su equipo en función de ascensos o descensos.

Y gracias a los Santos, la competición llega a su fin y se ha despedido con justicia, con un partido que define lo que ha sido la temporada: triste y lamentable, aunque lo más penoso es que algunos neutralizan sus fracasos con el descenso del oponente.

Por cierto, espero que Carlos Marsá también saque fuerzas para volver a levantarse en esta ocasión, aunque creo que algún tiempo debe dedicar a la meditación para saber lo que ha hecho mal, porque no es normal que, en esa casa del '74', el primer equipo haya descendido; el de tercera esté cerca; y el juvenil le haya dicho adiós a la División de Honor. Son muchos errores para achacárselos a la suerte o al Alcalde. Lo siento.