Es común entre los aficionados al fútbol matar al mensajero cada vez que un medio de comunicación denuncia, o simplemente publica, la nefasta gestión que un dirigente o grupo de dirigentes lleva a cabo en su club. Pero a nadie se le puede escapar que cuando las cosas se hacen bien, como en el caso del Granada CF tras el descenso, también se cuenta. Y es que al triunfo incontestable del pasado domingo en Cornellà se unió ayer la incorporación a última hora del mediocentro de corte defensivo Maxime Gonalons. La llegada del francés ratifica el buen hacer de John Jiang tras el varapalo que supuso la reducción del tope salarial en plena canícula. Se solventó con la firma de un patrocinador y el resultado se ha traducido en los refuerzos que le faltaban a Diego Martínez. No hay que irse tan lejos para comprobar que bien por defecto (Málaga CF) o por exceso (UD Almería) el fútbol es un peligroso arma de doble filo. En la Costa del Sol ni siquiera han podido inscribir a Okazaki, su fichaje estrella. Y en el Poniente han tirado la casa por la ventana con Appiah. El tiempo dirá. El Granada está en la senda correcta. No derrocha ni gasta por encima de sus posibilidades y busca soluciones cuando las cosas se tuercen.

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