Los viajeros y las pernoctaciones no acaban de despegar en la provincia y uno de los sectores más potentes de la economía granadina parece renqueante. El turismo, que ha estado dando datos relativamente buenos en época de vacas flacas, parece estar resintiéndose de la situación general de carestía, de falta de dinero en los bolsillos -especialmente de los españoles, su principal mercado- e incluso las famosas reservas de última hora se están haciendo de rogar. Y, para colmo, el aeropuerto granadino, que debería servir de entrada para ese turismo internacional al que se confía el sector para salvar las cifras, tampoco está en sus mejores horas. Tras conocerse los datos de julio de este año, la sangría de pasajeros ya supera los 90.000 viajeros de diferencia entre lo que va de año y el mismo periodo de 2011. De esta forma parece difícil fomentar esa llegada de viajeros extranjeros que palie la falta de recursos económicos del tradicional turista español, que no tiene ni para viajes.

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