Crónica Personal

'Manca finezza'

Lo que ya ha quedado claro es que en el sector independentista los valientes se cuentan con los dedos de una mano

Manca finezza", dijo Giulio Andreotti cuando era primer ministro italiano. Estos días en los que todos los ojos están puestos en la sede del Supremo, donde se juzga a las personas relacionadas con el 1-O, no falta finezza, sino grandeza. Tanto han mentido algunos de los que promovieron el referéndum, que el propio presidente del Tribunal, Manuel Marchena, tuvo que recordar a varios testigos que por ley estaban obligados a decir la verdad.

La desfachatez con la que se han expresado algunos de los procesados, todos ellos altos cargos de la Generalitat, o con la que han prestado testimonio personajes con responsabilidades institucionales aquellos días convulsos, negando cualquier tipo de actuación delictiva¡, provoca indignación. No recordaban decisiones que salieron de sus despachos y se han presentado como patriotas catalanes que se limitaron a promover una consulta pacífica para que los ciudadanos pudieran expresarse libremente. Esa desfachatez es asombrosa. Porque a quienes han alcanzado el máximo poder político se les supone una valentía por encima de la media para defender sus ideas, se les supone también que asumirán las consecuencias de sus actos sin culpar a los subordinados, y se les supone que anteponen sus principios al temor de ser castigados por defenderlos. En Las Salesas han sido minoría los que han actuado como corresponde a los líderes

Este jueves ha comparecido uno de los más esperados: el ex jefe de los mossos, Trapero. Alertó a Puigdemont de la gravedad de la situación, dijo, tratando de quitarse culpas de encima. Sobre la secretaria judicial, que consiguió salir aterrorizada de la Consejería de Economía, explicó que le ofreció montar un pasillo de seguridad para sacarla del edificio, cosa que nunca contó ella. Y dijo también que en la Policía autonómica "no había intención de facilitar el referéndum". Nadie encargó a la imprenta papeletas y folletos, nadie pagó a esa imprenta, nadie dio órdenes, nadie percibió irregularidades en los colegios electorales. Bueno, sí, los independentistas vieron muchas escenas violentas, todas ellas provocadas por la Guardia Civil. Menos mal que existen grabaciones hechas en docenas de sitios, con dirigentes independentistas arengando contra la Guardia Civil y mossos facilitando el acceso a las urnas a personas que querían votar. Sobran imágenes grabadas y documentos firmados a disposición de los miembros del tribunal, y faltan gestos de grandeza política y personal en el banquillo de los acusados y de los testigos. La última palabra la tendrán los jueces pero, de momento, lo que ha quedado claro es que en el sector independentista los valientes se cuentan con los dedos de una mano.

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