Marifrán, la de graná

Los electores perdimos la noción de lo simple y buscamos más la contundencia de los hechos y las acciones

Hace cuatro años (más o menos), escribía en este periódico que la apuesta popular merecía cuando menos una seria reflexión. Que en aquel entonces, me pareció seria, constructiva. Que una Andalucía como la nuestra, después de tantos años de gobierno monocolor, no podía discutirse a través de un simple rodillo con aquello de 'la derechona'. Necesitábamos debate, contrastar, programa y propuestas. Ocurrió lo que ninguna encuesta daba crédito. Como dice la canción, la vida, que te da sorpresas. Y estos cuatro años han servido, con permiso de la pandemia, para sopesar que no era cierto aquello de 'la derechona'. Que lo que hay, lo que ha habido, es programa de gestión. Y que es en esa gestión donde ponderamos en nuestra balanza aciertos y errores. Un cuatrienio que desde el gobierno andaluz se entendió como se propuso: gestión. Los intentos de ideologización de la vida política de la derecha y la izquierda, no encontraron cabida.

Juanma lo sabe. Marifrán también. Sus discursos electorales, sólo hablan de gestión en un cuatrienio difícil y complicado. Es su cartel, su propuesta para cuatro años más. No. No es Juanma el andalú. Ni Marifran la de graná. Esos títulos-slogans, vienen bien a otros que como sea, necesitan el minuto de complicidad en los medios de comunicación para una batalla que se les antoja perdida. Los electores, hace tiempo perdimos la noción de lo simple y del chascarrillo, y mira por dónde, buscamos más la contundencia de los hechos y las acciones. Y desde ahí, sólo desde ahí, valoramos, ponderamos y depositamos nuestro voto.

Permítanme una reflexión, que además, no seria justo conmigo mismo si hoy, a cuarenta y ocho horas de la cita electoral no la hiciera pública. No es Marifrán la de Granada, pero, desde que la conozco, lo da todo por esta ciudad. En Turismo, como concejal del Ayuntamiento. Como portavoz de educación en el Parlamento. Ahora, como consejera de Fomento. Ejemplo de gestión eficaz. La vida política no la entiende bajo frases y discursos estereotipados. Su acción política solo va de gestión. De gestión eficaz. ¿Se equivoca? Por supuesto. Quien hace y construye mucho, tendrá siempre ese problema. Pero en ella hay una doble virtud: su capacidad de reconocer errores, y su permanente diálogo. A Marifrán no le importa si la propuesta viene de la izquierda o de la derecha. Sólo si es buena, si construye Andalucía. Lo demás, para quienes entienden la política de manera diversa.

Decía Milton Friedman que "uno de los más grandes errores, es juzgar a los políticos y sus programas por sus intenciones, en vez de por sus resultados". Hace unos días reflexionaba con un grupo de padres que nuestro voto vale, si cabe, un poco más. No votamos por nosotros, sino también en nombre de nuestros hijos menores. En nuestro voto, va también su futuro. Pues eso: que el domingo nos toca juzgar.

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