Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

¡Marihuana en el centro!

¿Cuál es el problema? ¿El impago de la electricidad? ¿Que la factoría no esté en la Zona Norte?

El elenco de afamados adictos o poderosos politoxicómanos a lo largo de la historia es inagotable. Opiómanos fueron Marco Aurelio, Nerva, Trajano, Adriano, Septimio Severo, Caracalla, Luis XIV, Luis XV, Luis XVI, Richelieu, Ronsard, Pedro el Grande, Catalina de Rusia, Federico II de Prusia, María Teresa de Austria y numerosos miembros de las casas reales de Suecia y Dinamarca. Láudano (en cuya fórmula también se incluye el opio) tomaron con frecuencia Cromwell, Carlos II, Goethe, Novalis, Coleridge, Shelley, Byron, Wordsworth, Keats, Goya, Walter Scott o Wilkie Collins. Y al club de los hachichómanos, por referirnos sólo a la Francia del XIX, pertenecieron Delacroix, Nerval, Baudelaire, Gautier, Rimbaud, Verlaine, Hugo o Balzac. La relación, si ampliáramos el número de las sustancias, sería casi infinita, pero el gentío desconoce tal realidad porque estas drogas eran legales entonces y porque la mayoría de quienes las tomaban lo hacían inspirados por el principio de la "sobria ebriedad" y con el fin de combatir enfermedades o despejar tensiones acumuladas. De ahí que el hiperliberal Antonio Escohotado mantenga que el hecho de que lo que hemos dado en llamar estupefacientes remedien o perjudiquen el cuerpo o el alma depende menos de la sustancia en sí que de la información y de la voluntad del usuario. No en vano, en la Grecia clásica se usaba la palabra phármakon para referirse a esencias que eran a un tiempo tóxicos y remedios.

De todas las drogas catalogadas, el tabaco, que no tiene el poder de cambiar el estado de conciencia, es la más adictiva y la más dañina según un alud de informes científicos: una máquina de enfermedad y exterminio, el más despiadado de los asesinos en serie (tras la muerte, claro). Sin embargo, se vende con absoluta libertad y a los principales accionistas de la Phillip Morris se les reverencia allá por donde pasan. Digo esto porque aun permanezco asombrado por la repercusión mediática del descubrimiento de 259 plantas de marihuana en un piso del centro de Granada. La María no mata lo que el tabaco y están demostrados sus beneficios terapéuticos. ¿Cuál es el problema? ¿El impago de la electricidad? ¿Que la factoría esté situada donde habita la gente de orden y no en la zona Norte? El concepto de la ley y de la justicia, el sentido de lo bueno y de lo malo, es un prejuicio… una mera convención ignorante, hipócrita o sin más valor que el puramente económico.

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