'Marijuana': humo con duendes

Nunca pensé que los cultivos de esta planta en suelo granadino llegasen a destacar tanto

Hace ya algunas semanas que un querido amigo, comisario de policía, charlaba con un servidor sobre la disminución que, al parecer, se estaba experimentando -después de que dejasen "limpia" mi casa, por cierto- respecto de los robos domésticos en urbanizaciones y pueblos de los alrededores de Granada. Ahora, como los estamos atosigando mucho en ese trabajito, se nos han vuelto labradores, me decía. ¿Labradores?, inquirí: sí, hombre, es un decir, porque la marihuana no necesita labrarse, lo que sí le hace falta es energía, mucha energía, muchos kilovatios para un clima e iluminación constante y fuerte, que hace crecer las plantas con la rapidez que desean los 'prendas' que las cultivan y claro está, esa luz no la paga nadie, me decía el polizonte mirándome con un solo ojo y un casi guiño en el otro.

En estos días nos estamos enterando del buen número de operaciones especiales que las fuerzas del orden vienen realizando en esta provincia. Y la verdad es que, al menos en mi caso, han superado mi capacidad de asombro. Nunca pensé que los cultivos de esta planta en suelo granadino llegasen a destacar tanto. Casi ciento sesenta mil plantas se llegaron a incautar en el pasado año. Ahora, en este tiempo y conocidos estos pormenores, me he fijado más y ciertamente, en muchos lugares de Granada huele a marihuana. Es un olor nada extraño. He podido conocer que la planta no huele sólo cuando se está quemando. Huele en estado crudo, fresca, en una maceta, por ejemplo. Y su fragancia se difunde con facilidad en el ambiente, llamando la atención de nuestras pituitarias, a las que 'animan' con su efecto parecido al del corte de una herbácea pimentada.

Y todo ha sido por los cortes de electricidad. La alerta ha llegado a los cuerpos policiales por la cantidad de supresiones sorpresivas en el suministro y los frecuentes incendios de transformadores que han venido produciéndose, en distintos puntos de nuestra ciudad -zona Norte- y de la provincia, en la misma Vega granadina, sin ir más lejos: sobrecargada la red de suministro, a causa de los numerosísimos 'enganches' fraudulentos para producir iluminación durante día y noche, a fin de procurar el rápido crecimiento de las plantaciones, generalmente en sótanos o recónditas habitaciones, causándose graves daños en la misma red y fastidiando, de camino, al resto del honrado vecindario que viene quedándose a dos velas cada dos por tres. Buena labor la de la Policía y la Guardia Civil, persiguiendo y desmantelando estas 'fincas' de los flamantes 'labradores', algunos de los cuales, según nos dicen, antes tuvieron oficio de amantes de lo ajeno.

Lejos quedan pues, aquellas conferencias del genio de don Ramón del Valle-Inclán, en el Buenos Aires de los años del término decimonónico, sobre Los excitantes en la literatura. Peligros y ventajas. Bastante sabía aquel magnífico escritor universal y aventurero gallego, que llegó a México con veinte años y fue de los primeros que oyó y probó lo que llamaban Marihuana, así, con hache intercalada y bien aspirada y profunda, llena de humo con duendes e historias secretas y extrañas por novedosas sensaciones. Pero esos son otros relatos, que también, para otro día, merecerán ser contados o -ya que de esas palabras hablamos- dados a la 'luz' de las imprentas. ¿O no?

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