Marlaska

La del interés general es la ruta más lógica de la política, pero ese tránisto no siempre garantiza mantener el poder

La flamante nueva directora de Granada Hoy ha tenido el detalle de proponerme continuar este viaje ininterrumpido de la opinión particular que empecé allá por abril de 2009 desde este balcón de La Chauna, y que ahora seguiremos quincenalmente desde el mirador de los viernes, con un horizonte amplio de miradas, sin más llamas que las del fuego que me hierva por dentro, ni más brío que el del impulso reflexivo que surja de este humilde opinante que manifiesta, aún, cierta confianza en la política, a pesar del Gobierno. Agradecido por seguir en este proyecto que ya es mayor de edad.

La del interés general es la ruta más lógica de la política, pero ese tránsito, a quienes ejercen el gobierno no siempre les garantiza mantener el imperio desde el que mandan. El poder solo juega con los tiempos de su propio camino. La honestidad es enemiga de la política tramposa, vertical y poco democrática. Se buscan constantemente estrategias y maniobras que ensalcen la ruidosa mediocridad de quienes hacen política con mentiras, postureo, pueriles amenazas, subterfugios y mucha propaganda. Con la inmediatez del titular y la subjetividad de la imagen coloreada a interés del poder ejecutivo, cubren de plexiglás las esquirlas que causa en sus aposentos la cruda actualidad.

Es llamativo que haya miembros destacados en el Gobierno dedicados a ese nivel de exaltación de la demagogia como instrumento de confusión. Otros se envuelven en la manta del populismo para izar la bandera del populacho con el que amagar su propia inoperancia y corregir sus defectos en términos de imagen pública para evitar su sonrojo por la incuestionable verdad del galopante paro, el insoportable precio de la luz o el caro funambulismo del precio de la gasolina.

Y está Marlaska, ese juez convertido en monigote por Sánchez, que dedica el tiempo a desprestigiar su larga y brillante trayectoria previa en la judicatura. Un ministro que solo acabará de dañarse a sí mismo cuando sea ex. Un desfigurado y decaído juez por culpa de un muy mal entendido servilismo político. Indultos como trágalas, traslado a cómodas prisiones vascas de asesinos etarras, homenajes de Bildu que no cesan, dejación de autoridad contra el radicalismo catalán que incendia y ataca a las FFCCSE, sectario veto del ascenso del coronel De los Cobos... Incluso cayó en la tentación de acusar de "criminal machista" a quien no lo era, y de usar una agresión homófoba inventada para obtener ventajismo político. Pero no dimite.

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