Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Melania y las cajeras del Mercadona

La transversalidad es una engañifa que pretende igualar los intereses de Melania Trump y los de las cajeras del 'súper'

La transversalidad no es cosa de ahora. Remontándonos a la Edad Media, la encontramos formulada en una inscripción de Roncesvalles, primera etapa del Camino de Santiago. En ella se invita a peregrinar no sólo a los cristianos, sino también "a paganos, a judíos y a herejes": puro marketing de los monasterios, albergues, refugios y catedrales que se beneficiaban de los turistas -entonces peregrinos- que hacían el Camino. Transversales, las religiones que, interesadamente, admiten en su seno a todas las clases sociales, porque -lo explicó Jorge Manrique- a la hora de la muerte -¡vaya chapuz!- son iguales los que viven por sus manos y los ricos. Los nacionalismos también son transversales. Aglutinan, como estamos hartos de ver, en torno a proyectos ficticios -según confiesan los mismos promotores-, a la extrema izquierda; a trabajadores y patronos, a los iluminados y a los calculadores delincuentes, depredadores de lo público, que se inventan esos platillos volantes imaginarios a los que llaman repúblicas, míticas y confortables. Y todo para que olvidemos sus fechorías. Transversales son los días de esto y de aquello que sirven para que los enamorados, los anorgásmicos, los aquejados por enfermedades raras, los usuarios de seiscientos restaurados (sean de la condición que sean o pertenezcan a la clase social a la que pertenezcan), se sientan ese día parte de un cuerpo místico universal y receptores de las gracias, recompensas y virtudes sanadoras que lo recorren milagrosamente. La Sexta, aparte de haberse convertido en una detestable versión de El Caso, fagocita a los políticos y luego los excreta y sepulta. A Cristina Almeida, la bulliciosa activista del veterofeminismo, me la saca siempre la cadena para opinar de feminismo. Sus soflamas de antaño, que no ha remozado, suenan ya a prehistoria. Ella también se apunta a la transversalidad: "Las mujeres", le dijo a Mamen Mendizábal, la conductora del programa MVT, de La Sexta, "somos lo más consciente y lo más sensato de la población y somos capaces de parar el mundo; mujeres de izquierdas, de derechas, de centro, de donde sea...". No veo yo qué tendrán en común, aparte del genoma, las cajeras del Mercadona y Melania Trump. Y menos, la señora Thatcher y Virginia Woolf.

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