Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Morfeo Politikón

Aunque caprichosa y despilfarradora, Andalucía era astuta y había observado las tentaciones infligidas a Garnata

Tras la coronación de Bleus Infame como su excelsa divinidad, esta delirante deidad, junto con la falaz diosa Andalucía, entronizaron formalmente la dinastía andaluza, como supremas divinidades del Olimpo andaluz.

La situación en el Olimpo no era precisamente pacífica, con Garnata vagando por el universo andaluz y Hadira y Almariya en el inframundo. Pero sus sacras deidades estaban jubilosas, Híspalis dominaba el arte de la lisonja y Malaka el del comercio, lo que las hacía idóneas para la sucesión celestial.

Bleus Delirante, como ya le apodaban algunas deidades menores, estaba ufano por su postura con la traidora Garnata. Pensaba que sus atronadores rayos, que habían resonado más allá de la Nebulosa Estatutaria- eran poco castigo para ella, que, aun vagando ya semanas por el universo infantiano, no desistía de la idea del Garnadexit.

Tanto él como Andalucía sabían que el elixir del Garnadexit, ese flúor esmeralda que Seques dio a Garnata, sería fatídico si lo tomaba; le procuraría tierra y libertad, lo que ya había vivido en el pasado con su propio Reino, y tal desatino no podía repetirse jamás. Garnata debería permanecer cautiva de Andalucía y de Infame per saecula saeculorum. Aunque caprichosa y despilfarradora, Andalucía era astuta, y había observado que todas las tentaciones infligidas hasta ahora a Garnata para que sucumbiera a sus deseos habían fallado. Por ello llamó a Morfeo Politikón, era quien únicamente podía conseguir que Garnata se olvidase de beber el elixir del Garnadexit.

Morfeo Politikón se encontraba en el foro, disertando con promesas y palabras vacuas ante un improvisado auditorio hipnotizado por su extraño magnetismo, cuando apareció su diosa. Bienvenida seas diosa mía, dijo. Por un momento Andalucía sintió la fascinación de Politikón, pero no se dejó cautivar por su intensa y profunda voz. He venido a encargarte una misión, dijo. Debes seducir a la díscola Garnata. Hasta ahora nada ha frenado su deseo de libertad, pero tú lo conseguirás. Utiliza tus mil caras, sitúate unas veces a su diestra y otras a su siniestra, pero siempre como su paladín valedor. Convéncela de que sólo tú defenderás sus intereses, de que serás su único adalid, el único luchador garnatense capaz de hacerla libre. Siempre adulador, prométele todo. Si la fascinas, no tomará el elixir, y entrará en una quimérica ensoñación en la que serás su héroe liberador, y así conseguiremos que vague silente y sumisa 45 años por mi universo, sentenció Andalucía.

Morfeo Politikón esbozó una cautivadora sonrisa cómplice con su diosa, y se adentró en la ingravidez del universo andaluz para encontrar a Garnata…

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