De reojo

ANTONIO CAMBRIL

Mujeres, jóvenes y caballeros

LA II Guerra Mundial envió a millones de hombres al matadero e incorporó de manera masiva a las mujeres al mundo del trabajo; la III Guerra Mundial sin balas que aún sufrimos está agravando la servidumbre de las hembras, que, además de la faena en casa, con la que siguen cargando, ven como se deterioran a ritmo vertiginoso sus condiciones laborales. Y en Andalucía, más. La última encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra que el salario de las andaluzas es el segundo más bajo de España y seis mil euros inferior al de los varones en el cómputo anual. Como la igualdad, más que con pomposas declaraciones de principios, empieza con la nómina, hay que colegir que la crisis está convirtiendo a las mujeres en más pobres al tiempo que en menos libres, incluidas las maltratadas y desposeídas del antídoto más eficaz contra su desgracia, la independencia económica.

Otro informe del INE certifica que la fuga de granadinos no cesa: 4.665 se marcharon en 2015 al extranjero. No hay que forzar la imaginación para entender que la mayoría de ellos son jóvenes, con lo cual, y relacionándolo con las últimas elecciones generales, se puede interpretar que mucha gente ha votado para que sus hijos se vayan a tomar por la retambufa, cuanto más lejos mejor. La noticia tiene su alcance, puesto que al invierno demográfico en que se está sumiendo España, a la exportación de una camada preparada en nuestras escuelas y universidades para el provecho de terceros países, hay que sumar la soledad de los chicos en la distancia, la desestructuración y la nostalgia familiar.

Lo de "las mujeres y los niños primero" queda muy bien para la escena postrera del Titanic, pero la realidad es que, cuando el barco común que es la nación se hunde, los primeros en ahogarse siempre son los más indefensos. Los lujosos botes salvavidas se reservan para aquellos que dictan las políticas que el resto padecen, véase al respecto otro informe reciente, el de los sobresueldos asignados a sí mismos por infinidad de directivos del IBEX pese al descenso en el crecimiento de sus empresas. Piensen también en todos aquellos que han especulado y se han enriquecido con la compra de deuda pública y han impuesto después condiciones terribles para pagarla a las poblaciones de los países del sur de Europa. ¿Caballeros? A veces confundimos a los caballeros con simples granujas enfundados en ternos de Hugo Boss.

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