Manías

erika Martínez

Mulieris Dignitatem

HAY que ser muy valiente para ser sumisa. Así lo proclama Costanza Miriano, sierva de Dios y de su marido. Toda una súper ventas en Italia que quizás pase a serlo en nuestro país gracias a la publicación del Arzobispado de Granada, siempre a la vanguardia de la Iglesia. En un blog llamado Religión en Libertad, el libro se presenta como "provocador y políticamente incorrecto". No es el único uso cínico que hacen la autora y sus divulgadores del léxico del pensamiento crítico para darle una vuelta de tuerca reaccionaria: el título completo de este maravilloso ensayo es Cásate y sé sumisa. Experiencia radical para mujeres sin miedo. Una cosa hay que reconocerle: políticamente es incorrecta. Aunque también lo es la discriminación racial y eso no la convierte en admirable.

Alguien podrá decirme que se trata de un libro dirigido a los católicos y que nadie me obliga a leerlo. Ese razonamiento sería aplicable a cualquier título publicado por una editorial u organismo al cual no vayan destinados mis impuestos. Ya que están, podrían enviar un ejemplar de este pedagógico ensayo a todos los alumnos que han perdido este año sus ayudas para libros de texto porque no daban de sí las arcas públicas. Para que luego digan que no se invierte en educación y en cultura.

¿Que si he leído el ensayo? No. De mi bolsillo no va a salir ni un solo céntimo voluntario para la Iglesia y nadie me lo ha regalado. No opino sobre el libro sino sobre la postura de la autora extensamente defendida en su blog personal, en la web de sus editores, en declaraciones a la prensa y a lo largo de la extraordinaria carta que la autora entregó al Papa en el reciente seminario Mulieris Dignitatem. En dicha carta, hecha pública, Miriano afirma que "Las verdaderas revolucionarias son las mujeres que quieren servir, y no aquellas que piden mayor poder en la Iglesia", que "No queremos volver a modelos del pasado sino ir contracorriente y someternos valientemente a un esposo", que "las mujeres sufren porque no dependen ya de nadie", y un delicioso etcétera.

Dicho todo esto, una señora que clama "sed sumisas" con el apoyo de las autoridades eclesiásticas es una caricatura que no hace más que darnos la razón. El más retrógrado de tus enemigos es, sin saberlo, tu aliado.

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