Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

Mundo negro

La misma revista que en 1964 decía que había que extirpar los órganos pecadores, hoy lucha contra la ablación

La Fundación Mujeres por África convocó en Madrid, en mayo, a un número relevante de mujeres africanas expertas en gestión, economía, política, agricultura, educación y derechos humanos. Reflexionaron con Mundo Negro -la revista de los misioneros combonianos- sobre qué pasaría si ellas tuvieran el poder. Seguro, pienso, que lo primero que harían sería prohibir la ablación del clítoris a las niñas. Unos 200 millones de mujeres africanas han padecido esta agresión brutal, imprescindible en ciertas etnias para que las niñas se integren socialmente y no padezcan acoso en la escuela y en la familia. Desconocía la existencia de Mundo Negro y de la cobertura que da ahora a la lucha por la dignidad de las mujeres africanas. Desconfío profundamente de las ideologías y creencias con las que los persas, los griegos los romanos, los cruzados, los conquistadores y los colonizadores justificaron sus guerras e invasiones. Estas operaciones 'civilizadoras' solían hacerse -decían los ejecutores- 'pensando en el bien' de los nativos. El mismo argumento que usan las corporaciones comerciales, los misioneros o las ideologías avasalladoras que asolaron el siglo XX. Detrás de ese deseo de conquistar la tierra, los mercados, las conciencias, hay, con frecuencia, una enorme inseguridad, que provoca guerras y destrucción. LA VERDAD se convierte, así, en algo estadístico: mil millones de judíos, de cristianos o de mahometanos o de budistas no pueden estar equivocados. Crecer, esa es la idea de los misioneros. Abro un libro de 1924, y vuela un recorte de un Mundo Negro de 1964 en el que un misionero se queja del erotismo descarado de algunas danzas de Rodesia. E informa de que él niega el bautismo a los catecúmenos que no renuncien a las danzas. Le revista le contesta que hay danzas y danzas. Pero que alguna no permiten albergar 'serias esperanzas de purificación'. Y la misma revista que hoy, y con toda razón, lucha contra la infame práctica de la ablación, concluye que con esos bailes no hay más solución que la evangélica: si tu mano o tu ojo te son ocasión de escándalo, arráncalos y arrójalos lejos de ti. Renovarse o morir, pienso tras leer esta contestación. Estoy seguro de que los combonianos, hoy, no le negarían el bautismo a las danzas libidinosas del Tik Tok. Business is business.

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