El Ballet Stanislavsky, en el Generalife en 2011.

El Ballet Stanislavsky, en el Generalife en 2011.

Quedan en el recuerdo las actuaciones en el Generalife con música en directo, con la orquesta en el foso acompañando a la danza. La calidad y la excelencia no está en la cantidad de actividades que se realicen y la música en directo es una seña clara de esa excelencia.

El arte de sonorizar consiste en que no se note

Como ese supuesto no siempre es posible, se debería de organizar un curso especializado de sonorización para tratar correctamente tanto la música enlatada de los ballet como los espectáculos de flamenco, entre otros. Una buena sonorización es la que permite percibir los instrumentos con nitidez pero que no se nota, que parece que no existe. Una buena sonorización es cuando el público se pregunta ¿donde estarán los músicos tocando que no los veo?. Es aquella que imita de la mejor manera el sonido original de los instrumentos y voces. Sin embargo lo que es más habitual es que la sonorizaciones utilicen un volumen excesivo, con bajos potentes zumbantes y sucios, con agudos sin brillo, con pobreza de armónicos...

Pero no siempre la culpa es de los técnicos, muchas veces no se ponen los recursos suficientes para tener los mejores equipos, los artistas piden “más caña” al sonido, y es un aspecto que los responsables cuidan poco. Para tener un buena sonorización, sutil y natural, es necesario dotarse de los mejores equipos, contar con técnicos habituados a amplificar o grabar en salas de conciertos de música clásica, tener unas normas claras, incluso sobre la voluntad de los artistas, que permitan los niveles de calidad de excelencia.

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