Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Músicos en la calle

Es responsabilidad institucional mantener estructuras culturales básicas como es la Orquesta Ciudad de Granada

No es la primera vez que la Orquesta Ciudad de Granada se ve en serio riesgo, sin que las instituciones oficiales -Junta de Andalucía, Ayuntamiento y Diputación de Granada, que tienen la responsabilidad de mantener estas estructuras- hagan todos los esfuerzos posibles para no sólo superar crisis puntuales, sino para darles estabilidad como se hace en toda la Europa en la que no se discute el mantenimiento de estos pilares básicos en la sociedad. El alcalde Antonio Jara, en 1990, hizo el esfuerzo de crear los cimientos de lo que sería el actual conjunto orquestal, atendiendo una carta en la que el compositor García Román, a la que me sumé, junto con otros granadinos, solicitaba acabar con la orfandad en una ciudad musical que, además, contaba con la estructura del Auditorio, en el que, por cierto, el desaparecido director del mismo, Antonio Navarro, llenó de público con un variado programa de excelentes conjuntos orquestales internacionales, solistas, etc. que alternaban con los conciertos de la OCG.

La OCG se fue consolidando -de cámara pasó a clásica- y en la etapa de Josep Pons llegó a convertirse en la mejor del país, en su dimensión. En el XX aniversario de su creación, la Caja Rural patrocinó un vídeo, cuyo libreto hice, recordando no sólo sus actuaciones en Granada y en el Festival, sino su dimensión nacional e internacional, con giras por diversos países europeos, grabaciones y algo esencial: la promoción de la cultura musical a través de conciertos familiares y otros dirigidos a escolares. Era -y es- un instrumento clave para una ciudad cultural con aspiraciones a faro europeo.

Cuando hablaba de la descentralización cultural de una región, proponiendo que el Centro Manuel de Falla fuese sede de la Orquesta Sinfónica de Andalucía, el responsable cultural de la Junta respondía que era mejor crear el mayor número de orquestas posibles en la región. Muy bien, pero que todas reciban el trato responsable que deben tener las instituciones, no sólo para mantenerlas, sino para enriquecerlas, con estructuras sinfónicas como tienen las de Sevilla o Málaga. Pero, además, a la OCG hay que sacarla de su agonía, pagando sus deudas, atendiendo a sus músicos, pero sin perder de vista su futura ampliación. Alguna vez es posible que en Granada -sí, incluso en Granada, como se estableció en un debate promovido por la Academia de Bellas Artes- tenga un teatro de la ópera que necesitará una gran orquesta.

Los músicos, agobiados por su futuro, plantean salir a la calle, como cualquier colectivo afectado, para reivindicar sus derechos. Nos unimos a ellos y exigimos a las instituciones, de la que dependen, no miren para otro lado, como suelen hacer cuando se manejan asuntos o problemas culturales.

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