Acta non verba

Curro Ledesma

rfledesma@economistas.org

Nocturnidad y alevosía

Se trata de un tema de seguridad sanitaria internacional y para ellos somos la puerta de entrada a Europa y al mundo

Muchos golpes de pecho con las políticas migratorias y su gestión, pero lo de este Gobierno socialcomunista es de traca. En mitad del puente de la Inmaculada, las redes sociales se soliviantaron al inundarse de vídeos por whatsapp, y no precisamente por efecto del temporal Dora, donde podíamos comprobar como llegaban a Granada un centenar de inmigrantes en un vuelo regular procedente de Canarias. En palabras del propio alcalde de Granada, la respuesta que le dio la subdelegada del Gobierno en la provincia es que "estas personas venían en regla y que, por tanto, podían circular por donde quisieran".

¡Y tan en regla! Según mis fuentes canarias, se les ha otorgado un salvoconducto en origen para que puedan moverse con total libertad por la geografía española y puedan reunirse así con sus "allegados". Vaya por delante que no se trata de un tema de insolidaridad para con ellos. Los andaluces y los granadinos, especialmente, hemos dado muchas muestras de solidaridad y convivencia a lo largo de la historia reciente. Lo que aquí está en juego es mucho más grave, aunque este Gobierno y sus palmeros quieran tildar de discursos xenófobos el aluvión de críticas que están recibiendo, desviando así el foco de atención. Se trata de un tema de seguridad sanitaria internacional y para ellos somos la puerta de entrada a Europa y, por ende, al mundo occidental.

Mientras que en Andalucía estamos en confinamiento perimetral y en Granada tenemos prohibiciones de las más exigentes de toda España, muchos de los recién aterrizados ya están deambulando por nuestras calles. Dentro y fuera de nuestros municipios, sin restricción alguna y sin un control sanitario ni de seguridad, amparándose en la privacidad del sistema de acogida humanitaria.

Y es que seguramente el ministro Marlaska no está siguiendo los consejos de la vicepresidenta primera y doctora en Derecho Constitucional, Carmen Calvo. El polémico ministro debería haber confirmado la "expertitud" de sus asesores de la Secretaría de Estado de Migraciones antes haber tomado tan desafortunada medida. Esa misma antigua alumna de las Madres Escolapias que hasta hace poco le pedía a la Unesco un acuerdo internacional para legislar "todos los planetas", momento antológico digno de una viñeta del gran Ibáñez. Tal vez por su "expertitud" de funcionaria pública y por su reciente afirmación de que "el dinero público no es de nadie", le aconsejó a su colega de Interior dichos traslados, además de entregarles cien euros y un móvil por persona y sin PCR, supuestamente. Señor ministro: Hechos, no palabras.

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