Con el cambio en la presidencia de Estados Unidos, al asumir Joe Biden sus responsabilidades como nuevo mandatario del país, se inicia una nueva era política que tendrá repercusiones en todo el mundo.

La vuelta a los escenarios de política multilateral como por ejemplo a los acuerdos de París sobre lucha frente a cambio climático o la reincorporación a la Organización Mundial de la Salud (por citar algunas de sus primeras decisiones), tendrán un enorme impacto que potencialmente podemos esperar sea positivo.

Su nueva estrategia frente a la pandemia de la Covid-19 impulsando un ambicioso programa de vacunaciones o una intensificación de la aplicación masiva de test para el diagnóstico precoz de y aislamiento de los casos, va a suponer un giro muy relevante que tendrá impacto positivo en el control del la pandemia.

Quiero señalar, por su importancia, que la vuelta al foro de la Organización Mundial de la Salud abre una expectativa favorable a la reflexión sobre el necesario refuerzo de esta institución.

Un refuerzo no solo en lo que se refiere a disponer de más recursos financieros, sino también en lo referente a nuevos procedimientos de trabajo, refuerzo para disponer más profesiones y más profesionales, así como una revisión y análisis de la gestión de la pandemia, para obtener lecciones que mejoren la labor futura de la Organización.

Por otra parte es evidente que, tras el episodio del reciente asalto al Capitolio y el proceso político que se abrirá por este asunto al ya expresidente Donald Trump, los avances que puedan darse en el fortalecimiento de la democracia serán de enorme impacto en el resto del mundo.

Y finalmente, las políticas que Biden desarrolle frente a otros gigantes (Rusia o China) abren la expectativa de ese nuevo tiempo político, que debemos desear sea más útil u constructiva de lo que ha sido el periodo Trump.

Vaya desde aquí mi deseo de acierto a Joe Biden.