La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Obviedades que no lo son

Lo que hace unos años era "obvio" en periodismo ya no lo es; lo que hace unos meses era "obvio" en política tampoco lo es

En Nagoro, una pequeña aldea perdida en las montañas de Japón, los muñecos han sustituido a las personas. Los últimos niños nacieron hace dos décadas, la escuela primaria acabó cerrando y ahora sólo un puñado de adultos se deslizan entre escenarios de cartón piedra imaginando las risas de los pequeños. Todo surgió casi como divertimento. Como distracción. Tsukimi Ayano pudo entretenerse con lana o plastilina pero prefirió hacerlo a lo grande: ya ha construido más de 350 habitantes improvisados, a tamaño real, sostenidos en un armazón de madera y alambre, rellenos de papel de periódico y vestidos con ropa vieja que ha donado familias de todo Japón.

El pueblo, enclavado en el valle de Iya, medio millar de kilómetros al sureste de Tokio, se ha colado en el mapa turístico de los viajeros debatiéndose entre lo espeluznante, lo pintoresco y lo melancólico. Los niños de trapo multiplican por diez la población del pueblo y recrean todo tipo de escenas cotidianas: juegan en el patio, esperan el autobús o sacuden las castañas de un árbol; ayudan en casa, ven la tele con los hermanos o se pasean en el columpio del parque.

La historia de esta recóndita aldea rodeada de montañas y cedros ocupó hace unos meses la agenda informativa de medios globales como The New York Times. Evidentemente, la lectura inmediata del reportaje nos llevaría al doble problema, creciente y contagioso, que se ha convertido en una seña de identidad y casi una enfermedad de las sociedades más avanzadas pero que nada tiene de exclusivo en los imponentes paisajes nipones: me refiero al envejecimiento y a la despoblación. Esta reflexión podría ser, además, el punto de partida de un oportuno artículo para el arranque del año con un enfoque local: sería fácil traerlo a España y más necesario aún sumergirnos en la Granada vaciada. Me interesa, sin embargo, una lectura menos evidente... que dejo para el final.

Tambien había pensado estrenar el calendario hilvanando un decálogo de asignaturas pendientes para este simbólico 2020 -a modo de promesas, sueños y desafíos colectivos con o sin la intermediación de sus Majestades (de Oriente o de Occidente)- pero he desistido. Las campanadas de la Plaza del Carmen no han sonado esta Nochevieja y, fatalidad o boicot, ¡alguna señal será!

La culpa última, y lamento mi falta de originalidad, es de Pedro Sánchez. He tenido la paciencia de escuchar todo su discurso de investidura -he aguantado incluso las réplicas hasta bien entrada la tarde- y, contradiciendo a la oposición y a los analistas, poco me interesa volver a divagar en el apocalipsis de si se rompe España y la Constitución y menos aún inferir cuál es el sentido oculto del emplazamiento del líder socialista a "dejar atrás la judicialización del conflicto" (catalán)... Me voy por las ramas, como en la historia de Nagoro, y me quedo con su cita de Bertolt Bretch: "¿Qué tiempos son estos en los que vivimos, que tenemos que defender lo obvio?".

Lo que me gusta de la aldea japonesa es lo que revela sobre nuestras preocupaciones como sociedad; es una noticia menor pero significativa por cuanto habla de lo que realmente nos interesa y nos inquieta. He repasado los temas más leídos en Granada Hoy a lo largo del último año -algo bueno tendría que tener el mundo de datos digital- y no he encontrado en el top ni uno solo de política. Ni el 2+2, ni las municipales, ni el Gobierno del cambio en la Junta; ni la caída de Ciudadanos, ni el Brexit ni Cataluña…

Lo que hace unos años era "obvio" en periodismo ya no lo es; lo que hace unos meses era "obvio" en política tampoco lo es.

Autocrítica, propósito de enmienda y humildad. No voy a empezar el año escribiendo ninguna carta de deseos ni poniendo deberes. Después del 26-M, han cambiado los protagonistas pero no los problemas. Casi con la salvedad del estreno del AVE, en Granada estamos donde hace un año. Y justo lo que no hemos logrado arreglar es lo que preocupa a la gente. Tanto como lo que ha pasado inadvertido enterrado en polémicas estériles y debates miopes... Obviedades que no lo son.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios