Olona: una jugada maestra

Vox está justo en el sitio donde quería estar, en ese victimismo populista que tan bien domina

De momento, todavía no me he dado de alta en el numeroso club de fans de Macarena Olona, la combativa candidata de Vox a la presidencia de la Junta de Andalucía. No me gusta su populismo cañí y desconfío de su condición descarada de "paracaidista" designada por Madrid dentro de una estrategia global que trasciende el ámbito natural de la política andaluza. Pero ello no obsta para reconocerle ciertos méritos no desdeñables: es lista, está preparada y tiene un discurso lo suficientemente atractivo para cierto electorado propenso a las emociones fuertes.

Siendo como es abogada del Estado, no me cuadra el numerito cutre de empadronarse en Salobreña, municipio con alcaldesa socialista, utilizando además la casa de un amigo, quien a continuación, cuando se le pregunta si la empadronada vive allí, lo niega candorosamente. Con lo fácil que hubiera sido alquilarse un apartamento donde sea. Ya con la muleta puesta, y sabiendo casi imposible la denegación de su derecho constitucional de sufragio pasivo, solo faltaba el PSOE para rematar el cuadro, ávido como está de meter a Vox en todos los debates. Y allí que mandó a la alcaldesa para rectificar el empadronamiento con la rapidez del rayo, algo nunca visto, como han tenido ocasión de denunciar los agentes de policía concernidos. Ahora, después de esta jugada maestra, Vox está justo en el sitio donde quería estar, en ese victimismo populista que tan bien domina, con esa condición de outsider en la que tan cómodo se sienta, y desde donde se apresta a dar, esta vez con papeles, su golpe en la mesa el próximo 19-J. Y también los socialistas, auto erigidos en dique contra la malvada ultraderecha, esa a la que denigran mientras en paralelo hacen lo que pueden para encumbrarla, que es al fin lo único que puede dificultar el seguro triunfo del PP de Juanma… y de Feijóo.

Que Olona no tiene la vecindad andaluza y por tanto no debiera en puridad presentarse como candidata es una obviedad, pero su reproche en todo caso es más ético que otra cosa. La hemos visto en Sevilla vestida de flamenca y en Jerez en buena compañía. ¿No dicen los puristas que los buenos andaluces nacen donde les da la gana? Cuentan que, tras consumar su jugada y después de posar sonriente en la comisaría con su denuncia por prevaricación contra la alcaldesa, corrió para no perderse el último concierto de Pablo Alborán. Otra razón para no votarla.

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