Otoño caliente y seco… El cambio climático sube las temperaturas del planeta y acaba con aquel período del año en el que empezaba el frío y aparecían algunas lluvias, primero en forma de tormenta y luego como riegos intermitentes y esenciales para nuestros cultivos.

Las calles también están calientes y secas. Los bomberos pirómanos que nos gobiernan pretenden seguir incendiando el país, a pesar de que la mayoría estamos hartos del conflicto territorial y queremos que se atiendan también otros problemas cotidianos, que son muchos.

Hace un año que la mayoría social granadina expresó su total desacuerdo con el papel subalterno que nos habían asignado. Primero señalamos al poder sevillano de la Junta de Andalucía por recortar nuestra sanidad pública y por dejarnos con dos medios hospitales, pese a que con la inauguración tardía del nuevo edificio del Campus de la Salud era mucho más razonable y eficaz tener dos hospitales completos. Y después acusamos al poder madrileño del Gobierno central por los enormes retrasos en la mejora de nuestros trenes y por habernos dejado durante años sin conexión ferroviaria aunque está disponible la línea de Moreda, que es la que hemos usado toda la vida.

En aquel momento también se llenaron las calles y hubo debates agrios en las redes sociales que deberíamos evitar, aunque afortunadamente nunca sufrimos la violencia predemocrática que ha vuelto a aparecer en nuestro país. De forma pacífica y sumando a personas y colectivos muy diversos, la sociedad civil granadina consiguió que por primera vez un gobierno rectificara, plasmando en su boletín oficial las demandas ciudadanas para mejorar nuestra sanidad pública.

Pero un año después nos encontramos con que los chapuceros de la fusión hospitalaria siguen siendo igual de ineficientes para desarrollar la desfusión, y que además Susana Díaz ha propuesto una ley sanitaria inaceptable que pretende fomentar las fusiones y los recortes sin atender a los verdaderos problemas de la sanidad pública andaluza. Esto es lo que pasa cuando un gobierno no asume sus responsabilidades y cuando no cuenta con la ciudadanía y con el sector sanitario para resolver los problemas de forma participada. Hubiera sido todo mucho más fácil y eficaz si, como repetíamos algunos, hubieran diseñado la desfusión a través de un proceso participativo que hubiera costado menos del 1% de la inversión total que se necesita para acabar con la fusión.

Como no escuchan de otro modo, el 15-O vamos a recordarles de nuevo que queremos una sanidad pública de primera con 2 hospitales completos. ¡Y que llueva!, porque en Granada tiene que llover a cántaros; nuestra tierra y nuestra sanidad pública lo necesitan.

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