Supongo que ya sabrá el amable lector que, por una carta del pasado 5 de diciembre del Secretario General del Ministerio de Hacienda, del que es titular la altiva socialista andaluza María Jesús Montero, se ha comunicado a la Junta de Andalucía -la que preside el popular Juanma Moreno- que como se ha superado la máxima desviación presupuestaria del 0,4% del PIB (de Andalucía), prevista por la Ley de Estabilidad, correspondiente al ejercicio de 2018 y habiéndose alcanzado el 0,51%, las cuentas de la Junta de Andalucía son intervenidas por el mencionado ministerio de Hacienda. Así, el referido Secretario General, descarga su tensión emocional y cumple la ley.

Como se ha organizado, como era de esperar, una sonora carajera tabernaria y truenan furibundos gobernantes y columnistas de opinión en y de Andalucía, la propia señora Montero, desde el púlpito de la soberbia, que gusta ella de gastar, pero un poquito acongojonada por el run-rún de sus propios compañeros de gabinete socialista y por la hiriente mirada del inefable y controvertido doctor Pedro Sánchez, se ha dirigido, magnánima ella, a los mandamases actuales de la Junta de Andalucía para negar, con insistencia de llanto de bebé en desesperante madrugada, que su ministerio haya intervenido nada en Andalucía, en ninguna Andalucía y mucho menos en la caja de sus dineros autonómicos. Y dice el veterinario que el golpe en los tolanos amenaza con inflamarse.

De confirmarse, lo que puede pasar es que, la Junta no pueda acudir a empréstitos de ninguna clase para financiar gastos previstos en el ya aprobado Presupuesto General para 2020. Tampoco podría emitir deuda pública. Y así, queriendo o sin querer, con gran disimulo y risilla maliciosa entre dientes, la ministra socialista de Hacienda, ata de pies, manos e ingles al actual Gobierno de Andalucía, como si fuese reo peligroso ante tribunal togado.

Y todo, hay que decirlo, por culpa sólo de la anterior gestión socialista en la Junta, hasta junio de 2018, en que la entonces consejera de Hacienda, la gran cínica y cuasi ubicua María Jesús Montero -sí, sí, la misma- dejaba Sevilla atrás y ocupaba en Madrid el ministerio, dejando aquí las cuentas aparentemente equilibradas. Pero no era así, se hubieron de sumar, después, más de 150 millones de desviación, del metro de Sevilla y más de 300 millones para pagar al dueño del Nevada, en Granada, Tomás Olivo, por el lucro cesante que, por sentencia afirmada por torpeza de sus propios letrados había sido condenada a pagar la Junta socialista de Andalucía. Todo, pues, por una onerosa y torpe gestión del PSOE al frente del Gobierno de la comunidad autónoma. Pero, como los Eres, lo pagaremos nosotros, el pueblo soberano. Y pagano. ¿O no?

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