Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Padres de mi patria

La Historia también se construye en el presente, en el día a día, en esta Andalucía del siglo XXI desencantada

La existencia de padres de la patria es, para mí, usualmente un concepto indeterminado o difícil de determinar, y más aún en el caso de Andalucía Oriental o Alta Andalucía, agudizado más incluso tras leer el Ideal andaluz del padre del andalucismo sevillanista, Blas Infante.

Y es que, cuando alguien tiene una idea sólida que transmitir y los demás afectados están sumidos en la división, la apatía, el desinterés, el conformismo o la comodidad, aquélla se impone ante todos ellos. Y eso lo sabía Blas Infante, sabía de la Sevilla con poderoso sentimiento andalucista -perdón, sevillanista- y de la probable subordinación de las demás provincias de Andalucía al poder de su ideología, entre ellas la nada sevillana Granada.

Pero las ideologías, cuando no se corresponden con el sentimiento de aquellos a quienes se dirigen, están para desmontarlas y para cambiarlas, sobre todo si es para mejorar la condición de los territorios y de los habitantes que las soportan. Y, cuando el sentimiento regional propio y de no aceptación del andalucismo sevillano existe, toca desmontar estas ideologías, con ideología, con historia, con territorio, con idiosincrasia diferenciada y con hechos objetivos.

Y tras casi 40 años de fracaso del ideal sevillanista de Blas Infante por estos territorios lejanos de la poderosa metrópoli andaluza, en esta Granada, Almería y Jaén ignoradas, ninguneadas y degradadas institucional, política y territorialmente, existe un sentimiento diferenciado, porque nunca nos hemos sentido parte de ese andalucismo sevillanista, que considera a Sevilla el centro de su particular universo, espejo de virtudes localistas impuesto con calzador en un territorio equivocado de 34.801 km² -Andalucía Oriental, y que alcanza los 42.109 km² con Málaga-, más grande que Cataluña o el País Vasco, que se siente granadino, malagueño, almeriense, jiennense, o incluso murciano o castellano, pero no un satélite de Sevilla perdido en el cosmos de la nada.

Y si hay que buscar padres de la patria en el pasado, quizás podríamos referir a Juan Echevarría, a Paco Seco de Lucena, o a aquellos vencidos… los asambleístas ignorados por la Historia que en 1933 abandonaron la Asamblea de Córdoba, cuando el victorioso Blas Infante y sus acólitos hispalenses impusieron la idea de la Andalucía protosevillana sobre un territorio de 87.268 km², la capitalidad de Sevilla y el sometimiento a su ideal de las restantes siete provincias y que viviría su momento supremo con la creación de esta CCAA.

Pero no sólo hay que buscar padres de nuestra patria en nuestro pasado, porque la Historia también se construye en el presente, día a día y todos los días, y los padres de esta Alta Andalucía son todos los hombres y mujeres del siglo XXI desencantados por la actual decadencia territorial y el abandono institucional y político en el que estamos sumidos, y que se niegan a reconocer como propio el pensamiento único impuesto desde la "Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica, Invicta y Mariana" ciudad de Sevilla… Todos ellos son los padres de mi patria…

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