El Papa bueno

Juan XXIII fue el Papa más popular de la historia, su pontificado no llegó a los cinco años

Hoy se cumplen 59 años de la muerte de Ángelo Giuseppe Roncalli, conocido como Juan XXlll o el Papa bueno. Sin duda, una de las mayores sorpresas en la larga historia de la Iglesia católica. Tras el fallecimiento de su predecesor, el frío y solemne Pío Xll que gobernó durante 19 años con mano firme la Iglesia católica y en plena Guerra Fría, se reunió el cónclave encargado de elegir a su sucesor a finales de octubre de 1958. Los miembros estaban divididos y votaron hasta en diez ocasiones sin ponerse de acuerdo. Había dos candidatos principalmente que representaban ideas bastante opuestas sobre cómo dirigir a la Iglesia católica: el conservador Giuseppe Siri, arzobispo de Génova y el liberal Giacomo Lercaro, arzobispo de Bolonia. Para la undécima , alguien propuso que puesto que no había ningún nombre que convenciera a una amplia mayoría, por qué no nombrar a alguien para un periodo breve de transición. Alguien ya mayor, que tuviera un pontificado breve y no molestara demasiado a nadie. Y el elegido fue el amable, simpático y bonachón patriarca de Venecia, cardenal Roncalli, del que se esperaba que no hiciera nada.

Acertaron en algunos de sus pronósticos. Fue el Papa más popular de la historia, y su pontificado no llegó a los cinco años; pero se equivocaron en cuanto a su levedad. Tan sólo un año después de su nombramiento como Sumo Pontífice, convocó El Concilio Vaticano II, el vigésimo primer concilio ecuménico de la Iglesia católica, que tenía por objeto principal la relación entre ésta y el mundo moderno. Aunque él sólo vivió para ver su inicio, su obra se convirtió en uno de los eventos históricos que marcaron el Siglo XX. Cuando le definían como un Papa de transición, él contestaba que "hemos sido llamados a poner en marcha, no a concluir". Y sin duda su impulso supuso el mayor avance modernizador de la Iglesia.

Semanas antes de fallecer, recibió el prestigioso Premio Balzan y enfermo de cáncer le aconsejaron que no asistiera. Por primera vez habían votado a favor de él incluso los delegados soviéticos y el acto se convirtió en el primero en muchos años en que los dos bloques enfrentados aplaudieron juntos a un hombre sencillo, que creía en el diálogo y la dignidad humana. Semanas despues falleció porque se negó a ser operado por temor a descuidar el Concilio que había puesto en marcha. En la Iglesia aún anidan comportamientos, ideas y personas que merecen rechazo y castigo; pero también hay y ha habido personas ejemplares que contribuyen a hacer de este mundo un lugar mejor para todos. Roncalli fue uno de ellos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios