El partido de ayer del Granada contra el Atlético fue casi como verse en un espejo. Para empezar, ambos técnicos comparten nombre y filosofía (el famoso partido a partido); luego está el hecho de que ambos conjuntos destacan por su buena defensa, por lo que la única sorpresa que podía haber ayer en el enfrentamiento de Los Cármenes era por cuántos goles iban a empatar los dos equipos que, para más inri, comparten el rojiblanco como color principal.

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