Cambia, todo cambia

Patinetes por Granada

La escala de nuestra ciudad favorece los desplazamientos a pie o mediante medios de transporte no contaminantes

Las ciudades fueron fundadas y diseñadas mucho antes de que los automóviles dominaran la faz de la tierra. Aunque es probable que como los dinosaurios, algún día desaparezcan quedando sólo los más pequeños e inteligentes.

A lo largo de la historia la movilidad ha sido sobre todo peatonal, ya que la esencia urbana está compuesta de espacios públicos donde las personas pueden caminar. Sin embargo la llegada del automóvil puso en duda esta condición básica de nuestras ciudades, que se llenaron de máquinas de cuatro ruedas que ocupan mucho más espacio público que todos los demás elementos urbanos juntos, incluyendo las terrazas que cuando caminamos nos parecen de lo más invasivo.

Las innovaciones en la movilidad han añadido nuevos artefactos a unas calles que en muchos casos ya están bastante saturadas. Los patinetes y otras formas de transporte mediante vehículos eléctricos, junto con el auge imparable de las bicicletas, están generando serios problemas de convivencia con el tránsito peatonal. El horizonte de la sostenibilidad urbana pasa por limitar el uso del automóvil, de tal manera que cualquier medio alternativo que no funcione con motor de combustión es bienvenido, sobre todo si permite abordar de manera eficiente parte de las distancias metropolitanas. Sin embargo, las condiciones de vida, se mejoran sobre todo aumentando la dotación y la calidad de los espacios públicos donde lo peatonal tenga preferencia.

Por lo tanto mientras reservamos cada vez más superficie de la ciudad para el tránsito peatonal, debemos seguir poniendo límites al automóvil privado. Entendiendo que todavía se debe mantener el acceso de vehículos de residentes a determinadas zonas, el objetivo ahora debe ser limitar la velocidad a 30 km/h en toda la ciudad como ha hecho Inés Sabanés en Madrid incluyendo grandes áreas donde los coches no puedan sobrepasar los 20 km/hora. De este modo será muy fácil y seguro que las bicicletas y otros vehículos de tracción humana o eléctrica circulen por las calzadas en lugar de generar conflictos en las aceras.

En Granada predominan las calles estrechas y cortas donde los automóviles ocupan demasiado espacio generando problemas importantes para el tránsito peatonal. Sin embargo, nuestra ciudad tiene una escala que favorece los desplazamientos a pie o mediante medios de transporte no contaminantes. Tanto por necesidad como por oportunidad, necesitamos una política urbana que recorra un camino peatonal incluyendo una transformación completa del diseño urbano que evite los obstáculos para peatones y que incluso llegue a eliminar las aceras tal y como se han transformado numerosas calles del centro.

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