Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Patrimonio

PUESTOS a cobrar a mí no me parece mal que el Ayuntamiento pida 5.000 euros por alquilar los palacetes municipales a los grupos de congresistas que vienen a Granada a celebrar sus cónclaves si no se dan circunstancias excepcionales que aconsejen lo contrario. Es más, la minuta de 600 euros que se ha cobrado hasta ahora por ocupar el palacio de Quinta Alegre, el de los Córdovas o el de los Mártires es insignificante. Ahora bien, formulado en términos de subida porcentual (un 800 por ciento) el incremento es desproporcionado y pone en evidencia la avaricia con que el Ayuntamiento se ha tomado la misión de recaudar en tiempos de crisis. Y la falta de diplomacia al entrar en competencia con el Palacio de Congresos. Pero, repito, la tarifa de 5.000 euros me parece ajustada. ¿Es cara para los grupos industriales o para los laboratorios de farmacia? Lo que no entiendo es que a unos congresistas se lo dejen a 600 y otros paguen 5.000 dependiendo de si son o no de "interés general". De interés general ¿para quién?

Pero todos los debates que se planteen sobre el alquiler de los palacios municipales son subsidiarios de una discusión previa que, al parecer, todos dan por resuelta: ¿Se deben alquilar alegremente los palacios históricos para celebrar bodas, bautizos, aniversarios de toda índole, servir tentempiés y copas de bienvenida o, por el contrario, se debe restringir su uso a actos oficiales o culturales como hizo el socialista Reynaldo Fernández Manzano cuando ocupó la responsabilidad sobre el patrimonio durante la alcaldía de Moratalla? ¿Se debe explotar el patrimonio municipal y exponerlo al deterioro a cambio de unos ingresos?

Y ya puestos a debatir sobre este aspecto no estaría de más profundizar otro par de metros y abordar la situación (y el futuro inmediato) de otros valiosísimos inmuebles que pertenecen a la ciudad y que el equipo de gobierno de José Torres Hurtado acordó poner a la venta el pasado mes de mayo. Me refiero a la casa Ágreda, el precioso edificio del siglo XVI que el alcalde se comprometió a rehabilitar en el programa electoral de su segundo mandato bajo el enfático (y al parecer falso) epígrafe de "construiremos una Granada para exhibir" (¿o quiso decir "una Granada para vender" o "para alquilar"?); al vecino inmueble de la calle Santa Inés donde estuvo la Concejalía de Cultura, y al también histórico de la calle San Matías que fue cedido a Cruz Roja. Un triple despropósito que aún se puede evitar.

¿Qué respeto merece al PP el patrimonio de la ciudad? ¿5.000 euros es una tarifa cara?

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