Pedir perdón

El homenaje a los policías y guardias civiles asesinados por ETA no tenía las simpatías del Gobierno

Hace unas semanas se organizaba, fruto agradecido y espontáneo de ciudadanos patriotas, comprometidos y responsables, un acto de homenaje a los trescientos cincuenta y siete miembros de la Policía y de la Guardia Civil que fueron asesinados por violentos matarifes vascos independentistas, pertenecientes a la banda fascista y terrorista ETA entre los años 1958 y 2018. Sesenta años -no se olvide- en los que la práctica del asesinato, el secuestro, la extorsión y otros diversos y no menos infames comportamientos de los violentos separatistas vascos, no han venido a conseguir sino el enfrentamiento entre la ciudadanía de aquellas tierras, antes 'Provincias Vascongadas' y más modernamente 'País Vasco'.

Esos trescientos cincuenta y siete miembros de los cuerpos de seguridad son el número de muertos que en ese algo más de medio siglo costó vencer a esa despreciable e inhumana asociación de malhechores, que en su día fundaron Julen Kerman Madariaga Agirre, José María Benito del Valle Larrinaga, Rafael Albisu Ezenarro y José Luis Álvarez Emparanza, esos cuatro y seguramente alguno más, junto a algún obispo y un nada despreciable número de curas, pues el presbiterio vasco de la Iglesia Católica siempre tomó partido en este asunto y nunca recibió -que se haya sabido- no ya reprimenda, sino ni tan siquiera la menor regañina de la jerarquía episcopal de la nación, ni tampoco -mucho menos- vaticana. Un dolor tremendo, profundo y encarnecido para los demás creyentes que hemos visto que nadie con sotana era amonestado por tomar partido por la muerte y el terror.

El homenaje que se pretendía hacer a esos mártires de la sociedad civilizada tenía las simpatías de la Casa Real, pero al fin no del Gobierno, de ningún sector del Gobierno, secuestrado, como está, por la colosal codicia y brutal ambición de poder del presidente Pedro Sánchez quien, con inaudito cinismo; y aún habiéndolo prometido con más pertinacia que reiteración en su campaña electoral; no dudó en aliarse parlamentariamente con los más encarnizados y declarados enemigos de España -como Estado, como Nación y como Reino- para alcanzar un (des)Gobierno algo estable, aunque haya sido y haya de seguir siendo a precios inconfesables.

Y aún así, algunos ministros se descuelgan, en sus manifestaciones estúpidas sobre la reciente visita a España de S.M. don Juan Carlos rey -a quien debemos el Estado Democrático y de Derecho- afirmando que ha desaprovechado una buena ocasión para "pedir perdón" (sic.). ¿Y el (des)Gobierno, que lo es por pactos contra natura con activistas traidores declarados a España y a los españoles? Eso sí que es para que pidiesen perdón y de rodillas!. ¿O no?

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