La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Pedro progresa, no lo suficiente

Quiere librar a los golpistas del delito de rebelión e ignora aposta que ellos sólo aceptan o la absolución o el indulto

Aprovecha una muy desafortunada expresión de Pablo Casado para escenificar una ruptura de relaciones puramente teatral, de mentirijillas e imposible, mientras masajea a los independentistas librando sin disimulo del delito de rebelión a los dieciocho que ya caminan, inexorables, hacia el banquillo. Es Pedro Sánchez en estado puro: principios flexibles e ideas versátiles al servicio de un designio férreo de poder.

Pasean y vean. El hombre que abrió su cara a cara con Mariano Rajoy llamándole indecente para justificar que no pudiera pactar nada con él se rasga las vestiduras por que Casado le haga responsable político del golpe de Estado catalán y resucita la vieja estrategia del aislamiento del PP. Resucita en apariencia, quiero decir, porque los dirigentes de PP y PSOE seguirán hablando y negociando. Sobre todos los asuntos importantes para España. Lo de Sánchez con Casado acabará siendo lo que parece: la rabieta infantil de quien no se "junta" con el coleguita que le ha dado una patada.

Es el mismo hombre que en mayo anunció, solemne, una propuesta de reforma penal para que el delito de rebelión se adaptase a los tiempos contemporáneos y no fuera precisa la asonada militar para cometerlo (o sea, debía aplicarse a otras formas de coacción y ruptura antidemocrática), y que ahora cuestiona abiertamente que los separatistas en prisión preventiva incurriesen en rebelión cuando, hace un año, impulsaron y aprobaron las leyes de desconexión en desafío al Tribunal Constitucional, organizaron el referéndum ilegal y tramposo y declararon la independencia de Cataluña durante unos minutos.

Un buen botón de muestra de la altura intelectual y la coherencia política de Sánchez es que confiera autoridad al ex ministro Federico Trillo que hace veinticuatro años defendió que el delito de rebelión está vinculado necesariamente al uso de armas. Esto será lo que dictamine la Abogacía del Estado como parte del juicio abierto a los independentistas. Cualquier cosa le vale para agradar a los que le auparon al poder y pueden, aprobándole los presupuestos, garantizarle que continuará en él.

Pero, al final, le servirá de poco. Los jueces del Tribunal Supremo seguirán juzgándolos por rebelión, creo que la propia Fiscalía mantendrá la acusación, y los acusados tampoco aceptarán penas menores y sólo se conformarán con la absolución o el indulto. Le dirán a Pedro: progresa adecuadamente, pero sigue siendo insuficiente.

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