Hoy se celebra el Día del Trabajador con muchas reivindicaciones pendientes. Una de las más acuciantes es la de acabar por fin con la brecha salarial entre hombres y mujeres, una situación que retrotrae al siglo XIX en pleno siglo XXI. En todo caso, pese a las evidentes situaciones de ilegalidad que se dan en ciertas empresas, también hay que reconocer a los voluntariosos empresarios que cuidan de que sus trabajadores tengan unas buenas condiciones de trabajo. Pero, como en todos los 1 de mayo, hay que escuchar a las personas que no se pueden quejar de sus jefes, el deporte nacional, porque sencillamente no tienen empleo. Hay que apostar por una verdadera formación con vistas a la incorporación al mercado laboral porque, a estas alturas, hacer cursillos de Google no implica más que una pérdida de tiempo para el trabajador. Y a los trabajadores que están en una situación precaria es necesario incorporarlos a la cada vez más devaluada clase media. Y los que tienen un trabajo digno y bien pagado que puedan conservarlo sin sobresaltos.

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