La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

'Petrofúbtol'

Jugadores multimillonarios, apartados de la realidad, vienen a hablarnos de su romántica manera de ver el fútbol

Al exprimidor del petrofútbol le quieren dar otro apretón. Estrujar su virtud generadora de ganancias hasta lo más hondo de su pulpa. Nadie piensa en jugadores sobreexplotados y expuestos a la lesión irremediable. Tampoco ellos han protestado mucho, cierto. Silencios proporcionales a la ganancia compensatoria.

Estos tiempos de pandemia y restricciones han dado un buen tijeretazo al recuento de ingresos. Un serio traspiés en el presupuesto de los grandes clubes europeos. La debatida vía de los derechos de TV es la única segura, pero su caudal no parece repartido a gusto de los más poderosos, los que generan amplias audiencias. La industria del entretenimiento es caprichosa. El fútbol, amenazado como está entre los jóvenes por los electrónicos tiempos del videogame, el twitchiteo y otras modas, necesita reinventarse de inmediato.

La polémica aviva la máquina de la demagogia, tan engrasada en la política patria e hiperventila las pasiones más furibundas entre hooligans del balompié y fans del football. Jugadores y entrenadores multimillonarios, endiosados por sus goles y sus triunfos, apartados de la realidad, vienen a hablarnos desde Twitter e Instagram de su romántica manera de verlo. Su añorado "fútbol del pueblo" se consuela con contratos con tantos ceros a la derecha como hipócrita parece su sobrevenida defensa de aquel modesto balompié.

Ceferin, presidente de Uefa, viendo peligrar su chiringuito, muestra su vena macarra. Su tono chulesco, una manera cuasi mafiosa de amenazar con meter en tu cama la cabeza de tu mejor caballo por amenazar sus privilegios. Aún hoy, en la Europa liberal de la UE, el esloveno insiste en abusar del monopolio de la industria del fútbol, sin arriesgar ni un euro de su bolsillo. Al contrario, insensible con la realidad, no ha tenido empacho en subirse el salario durante la pandemia: de 1,6 a 2,1miles de millones anuales.

La osadía de Florentino Pérez ha sido poner en primer plano la bochornosa falta de transparencia de los actuales dirigentes del fútbol mundial. Su grave error, marcarse un proyecto de futuro que priorice el negocio exclusivo de 15. Cerrar de golpe la esperanza de los no convocados a firmar, sin explicar bien qué ganan los no elegidos. Los 12 compañeros de fuga, sólo pensaron en las prioridades que afectan a la alicaída cuenta de resultados de los abajo firmantes. Ese egoísmo aparente no tiene buen mercado popular. Ni el monopolio de FIFA y UEFA con el business del petrofútbol tampoco.

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