Una de las lecciones más claras de esta pandemia es que en España falta una institución que garantice la coordinación entre las comunidades autónomas, el Ministerio de Sanidad y las instituciones autonómicas, municipales y estatales en materia de salud pública con respecto a las medidas que se deben adoptar para la protección de la salud de la población. Necesitamos un centro así para prepararnos para futuras pandemias, abordar otros grandes problemas de salud que nos afectan, como son las desigualdades sociales en salud, las enfermedades crónicas, o los graves efectos sanitarios que tendrá el cambio climático en nuestro país.

Esta institución es el Centro Estatal de Salud Pública contenido en la Ley española de Salud Pública del año 2011. Si se hubiera creado ese año, nos habríamos ahorrado muchos errores en la gestión de la pandemia. La mayoría de países tienen alguna institución semejante. Su función es la de "asesorar" desde un punto de vista técnico y científico. En la práctica, estas instituciones asesoran a gobiernos, administraciones y ciudadanos analizando la situación de salud del país, previendo las amenazas futuras a la salud poblacional -sean estas externas o internas-, y estudiando y seleccionando los mejores programas e intervenciones para proteger y mejorar la salud de la ciudadanía frente a los grandes problemas de salud.

Según documentos de trabajo del Gobierno español, para ese centro y sus actividades se invertirán unos 40 millones de euros de los fondos del Plan de Recuperación, además de los de otros capítulos presupuestarios. Su sede estará fuera de las grandes urbes españolas y en alguna institución que tenga prestigio y solvencia en el ámbito sanitario; esto para garantizar que funcionará en red, sobre la base de la cooperación entre profesionales y técnicos de las CC.AA., municipios y Estado; que su carácter será eminentemente técnico y científico; y que deberá ser fiable para ciudadanía y administraciones.

Granada sería una candidata magnífica para albergar la sede de este Centro Estatal de Salud Pública, por disponer ya de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), una institución de prestigio nacional e internacional, además de otras instituciones científicas de alto nivel. Sin embargo, la decisión de la Junta de "extinguir" la EASP y trasladar su sede a un instituto sevillano aleja la gran oportunidad de que Granada cuente con este gran centro nacional. Pierde Granada. Y pierde Andalucía.