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A la sombra de los olmos

José / Martínez / olmos

Pilar Aranda, rectora

AYER asistí al acto solemne de toma de posesión de Pilar Aranda como nueva rectora de la Universidad de Granada. La primera mujer rectora en nuestra Universidad que asume esta importante responsabilidad en un momento ciertamente complejo tanto desde el punto de vista económico como social, por los efectos de la crisis económica que estamos padeciendo desde hace unos años.

La Universidad de Granada es un elemento esencial para todos nosotros y constituye una pieza esencial para el desarrollo económico y social de nuestra tierra. Granada y la Universidad se nutren mutuamente y no se entiende la realidad de Granada sin su Universidad ni la realidad de ésta sin Granada.

Es por eso que las expectativas puestas en esta nueva etapa que se inicia con el mandato de Pilar son y deben ser altas. Necesitamos una Universidad fuerte y con enorme vitalidad para asegurar un mejor desarrollo económico y social en Granada y su provincia. Y necesitamos una Universidad de esas características también para apoyar el desarrollo de Andalucía.

En el caso de Granada, la riqueza que ofrece la Universidad en sus múltiples interrelaciones con el mundo empresarial o con el conjunto de servicios públicos multiplica las posibilidades de desarrollo que cada sector por su parte podría ofrecer en solitario.

Por razones evidentes, en el ámbito de la salud y dado que Granada es un referente en esta materia, la unión de la Universidad al proyecto del Parque Tecnológico de la Salud nos ofrece ya frutos tangibles que en el futuro deben ser aún mayores cuantitativa y cualitativamente.

Pilar Aranda es una mujer de trayectoria muy solvente, lo cual, junto a la elección de un equipo de alto nivel de cualificación, nos puede hacer pensar que el futuro de la Universidad de Granada va a ser mejor que el presente. Granada se juega mucho en la apuesta que la Universidad hace en esta nueva etapa; de eso somos conscientes. Pero quiero señalar que ayer se respiraba optimismo y satisfacción en la sede de la Universidad tras escuchar el discurso de Pilar Aranda. Un discurso profundo, comprometido y consciente de los retos a afrontar.

Un discurso reivindicativo en los aspectos en los que la Universidad debe ser fuerte para asegurar el éxito de su misión: la independencia, la libertad de cátedra y el compromiso con la tierra. Estoy seguro que nos esperan buenos tiempos con el trabajo de los miles de profesionales de nuestra Universidad que ahora seguirán enriqueciendo nuestra tierra bajo la batuta de una gran rectora a quien deseo el mayor de los éxitos posibles.

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