El balcón

Ignacio / Martínez

Pluriempleo de riesgo

SIEMPRE es difícil para los líderes políticos dirigir sus partidos y las instituciones en simultáneo. Hay que compaginar la defensa de intereses, ideológicos o de grupo, con el bienestar de la sociedad en su conjunto. Todo, al mismo tiempo. La semana termina con la sensación de que Andalucía necesita una presidenta a tiempo completo. Desde el domingo, Susana Díaz ha dedicado más tiempo a contarle a España su particular visión de los resultados que a la primera obligación que cabe atribuirle: gobernar una región con muchos problemas y una administración semiparalizada. Ha repetido el mismo tour mediático de primeros de año, que acabó por desestabilizar a su partido. Está en una carrera sin freno. Mientras tanto, su antiguo protegido y hoy rival interno en el Partido Socialista, Pedro Sánchez, aplica la máxima de Lincoln según la cual hay momentos en la vida de todo político, en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios.

Díaz nos ha explicado esta semana que ella no era candidata y por tanto no es suya la responsabilidad del regular resultado socialista en la región. Pero en diciembre tampoco era candidata y presumió de su victoria personal sobre el PP en Andalucía. También ha dicho que no quiere hacer leña del árbol caído, en caritativa alusión a Sánchez. Ha manifestado su aprecio por el voluntarioso secretario de su partido, pero ha añadido que el PSOE necesita un líder para rearmarse y volver a presentar un proyecto ganador. Virtud, la del liderazgo, que no concede al derrotado candidato socialista. ¿Se postula?

Los susanólogos están divididos. Ella ha dicho que el PSOE debe irse a la oposición y que Rajoy puede gobernar en minoría. No suelta prenda sobre si lo permitiría la abstención de algunos diputados socialistas. Pretende que Madina tenga un puesto de mando en el nuevo grupo parlamentario. Expresa maravillas de Madina, el hombre al que fulminó hace dos años, porque pidió primarias e impidió su aclamación como nueva jefa nacional socialista. Entonces apostó a muerte por Sánchez. Su actual elogio al vasco no cabe calificarlo de cinismo. Es sencillamente que en política no hay memoria, ni rencor. Hay quien piensa que Díaz puede apoyar ahora a Madina contra Sánchez, pero costaría encajar ese cambio de chaqueta.

Lo que sí se barrunta en esta legislatura es la tentación de utilizar a la comunidad autónoma como elemento de confrontación con el Gobierno central. Algún consejero áulico ha recomendado a la presidenta que el victimismo puede serle muy rentable para erosionar al Gobierno. Así, la Junta sería el principal elemento de oposición socialista a Rajoy, como hizo Chaves con Aznar. Demasiada tarea si además hay que gobernar Andalucía. Por otra parte, el ejercicio de reconstrucción del Partido Socialista, su rearme ideológico o estratégico, y la renovación de sus cuadros es muy difícil. A lo mejor el PSOE necesita un secretario general a tiempo completo. Sin un pluriempleo de riesgo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios