Estas últimas semanas, las medidas que se aprueban en cada Consejo de Ministros son criticadas con dureza por la oposición. Los llamados "viernes sociales" están en el centro de la polémica en la actualidad política aunque esté documentado que, en nuestra reciente historia democrática, se han llevado 35 Reales Decretos Ley a la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados en periodo electoral, con las Cortes disueltas.

No es la primera vez que se puede comprobar que las polémicas que se generan con temas como este de los "viernes sociales", son polémicas estériles que además contradicen lo hecho por algunos en tiempos pasados. Pero a mí me importa mucho más el debate que debe generarse sobre el contenido de los Reales Decretos aprobados.

Soy un convencido de que la política debe ser útil para la sociedad. La acción política debe ser útil para mejorar la realidad y resolver problemas de la gente. Y, siempre que se cumpla con la legalidad, da igual el momento en el que se resuelvan esos problemas: que sea en el primer minuto de la acción de un Gobierno o en el minuto final, es indiferente.

Por eso el debate debe ser sobre las medidas: ¿es necesario y conveniente ampliar el permiso de paternidad por el nacimiento de un hijo? ¿es necesario y conveniente aprobar el decreto ley que rebaja de 55 a 52 años la edad para que los parados cobren el subsidio? ¿es necesario y conveniente aprobar incentivos para el alquiler de viviendas y regular los derechos de los ciudadanos españoles y de los británicos residentes en España ante un Brexit sin acuerdo?

Este sí es un debate interesante para la actualidad política y, en especial, en este periodo electoral. Sería positivo saber cuál es la alternativa de los partidos de la oposición a estas cuestiones que reflejan problemas de la gente. Nos conviene promover y reclamar debates de altura porque sólo así podremos tener mayores opciones para que la política ayude a la gente.

Yo apuesto sin duda por muchos "viernes sociales" que traigan respuestas a los problemas reales. Apuesto, por tanto, por la política útil.