Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

Políticos importados

Respecto a Valls, como en el verso, "no sabremos lo que hará, porque, desgraciadamente, no sabemos dónde está"

Sin duda que fue un éxito de Cs y, sobre todo, de su líder Albert Rivera, el anuncio de que Manuel Carlos Valls Galfetti, que había sido primer ministro de la vecina Francia, siendo presidente Hollande, se incorporaba a su causa como independiente para presentarse a la alcaldía de Barcelona. El cambio de la política nacional a la municipal, sobre todo si se trata de una gran ciudad como es Barcelona, no supone un desdoro para el político que ha llegado a las más altas cimas del escalafón.

Llegó a España poco antes de las elecciones municipales y recuperó la nacionalidad española, a la que había renunciado para ser ministro de Francia, con el propósito de que la alcaldía de la segunda ciudad española no cayera en manos de independentistas. Pero su popularidad comenzó a declinar. De hecho, Rivera, que le había dejado colocar los primeros de la lista, como independientes (entre ellos el que fue ministro de Trabajo del PSOE, Celestino Corbacho) y a partir del 4º puesto a militantes de Cs, empezó a apreciarlo menos y fue en Madrid en la Plaza de Colón, en la manifestación por la unidad de España, la última vez que comparecieron juntos. Los resultados electorales no mejoraron la relación entre Rivera y Valls: este obtuvo 6 concejales, sÓlo 1 más que en las anteriores elecciones, con la contrapartida de que de los 6 solo 3 eran militantes de Cs. Y la ruptura se ha producido cuando en la sesión de investidura del Ayuntamiento, Valls y los dos independientes de su formación decidieron votar, sin compensación alguna, a Ada Colau para impedir que saliera el candidato de ERC, Maragall , notorio independentista. Rivera, después de nueves meses de desencuentro, ha cortado sus relaciones con Valls y formó su grupo en el Ayuntamiento con sus tres militantes de Cs y con Corbacho. Y tras constituirse el Ayuntamiento, la nueva alcaldesa, Colau ha colocado en el balcón principal el lazo amarillo, emblema y seña del independentismo catalán.

La consecuencia ha sido que Arcadi España, uno de los fundadores de Cs, ha animado a Valls a plantarle cara a Rivera, disputándole el liderazgo del partido, y este se ha reafirmado en su estrategia, con el apoyo de Inés Arrimadas. Otros dicen que Valls se acerca al PSOE y, como en el verso satírico de Muñoz Seca, "no sabemos lo que hará, porque, desgraciadamente, no sabemos dónde está".

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