Pravda

En la actualidad, la verdad nos llega por muchos otros medios y el papel prensa tiene un poder disminuido

El diario oficial de un régimen que aspiraba a ser la liberación de los oprimidos tenía como denominación el título con el que encabeza este Cajón, Pravda. Durante las siete décadas que gobernó proclamando que iba a construir el paraíso en este planeta, dicho diario era la voz del gobierno y era leído por todos aquellos otros partidos, también autodenominados de los obreros, de otros países donde se aspiraba a derribar la opresión de los ricos sobre los pobres. Pravda era "la verdad". Ese es el significado de la palabra en ruso.

Todos supimos ya que aquella verdad era de todo menos eso. Bueno, era la verdad del régimen soviético y de los partidos comunistas que aspiraban a derrocar a las corruptas democracias capitalistas pagadas por los malvados americanos.

Eran tiempos en que la prensa poseía ese enorme poder de transmisión. En la actualidad, la verdad nos llega por muchos otros medios y el papel prensa tiene un poder muy disminuido, pero la aspiración de hacer creer que la mentira es verdad sigue siendo la misma entre los que gobiernan.

Hay muchas historias sobre ministerios de la verdad, historias que nos llenan novelas, películas, series y hasta "memes" de esos que nos llegan al teléfono (quiero decir al móvil). Historias que nos hablan del enorme deseo del poder por imponer su verdad, la verdad como auto de fe del poder establecido.

En aquel régimen soviético era fácil tal imposición. Primero se asesinó al que no la aceptaba, luego se dijo que estaba loco el que no la creía y todo el mundo terminó mudo para no negarla.

En otros sitios, más próximos en tiempo y espacio, la estrategia se ha ido suavizando, aunque el objetivo es el mismo. Mi verdad es la verdad, sin discusión. Primero se cuestiona el régimen político. Luego se buscan aliados entre quienes lo único que desean es romper al Estado; más adelante han planteado decir qué es informar o desinformar y así sucesivamente se socaba toda resistencia, además favorecidos por alguna calamidad, como una guerra (en 1917 en el régimen de los zares) o por una epidemia mundial.

Suerte que la historia nunca se repite igual aunque tenemos la obligación de recordarla. Suerte que ahora tenemos muchas voces, muchas fuentes y la verdad no se puede imponer tan fácilmente.

De aquella "pravda" solo queda una momia que ya ni siquiera atrae a los turistas, quizás porque sospechen que la propia momia es una gran mentira. Vale (del latín, mantente sano).

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