Cámara subjetiva

Ángeles Mora

Precariedad y derechización

HAY cosas que parecen no tener sentido, pero nuestro mundo (el español, el europeo, el occidental) se presenta cada vez más desconcertante. Quizá es que yo sea demasiado ingenua o que mi percepción de la realidad se haya distorsionado, pero en verdad creo que estamos viviendo en un puzzle donde las piezas no encajan. Me explico: cada vez se aprecia más claramente la precariedad de la vida, los sueldos bajos y los trabajos en el aire. Cada vez hay más problemas en la macroeconomía y también en nuestra realidad más cotidiana: la vivienda, los jóvenes y los maduros, el paro, la distribución de la riqueza, la explotación de nuestras vidas o como se le quiera llamar al asunto. Es decir, el famoso Estado del Bienestar se nos derrite entre las manos, desde la gestión pública de la salud o la enseñanza hasta las dificultades de las parejas para tener un trabajo y unas condiciones de vida que les permitan a su vez tener un hijo. Parecería que esta situación nos debería llevar a que fuera una izquierda socializante y democrática la que alzara la cabeza frente a las ruinas de Itálica en que empezamos a movernos.

Pues no señor. El tablero de ajedrez de nuestro mundo europeo nos indica todo lo contrario. Cuanto más precaria es la vida social más brota la derechización de los estratos bajos y medios. Sí, sé que hay determinadas explicaciones para el curioso fenómeno, pero no deja de ser demasiado contradictorio. Derechización global e individual es lo que hay: los nacionalismos ricos ondean sus banderas, las privatizaciones lo inundan todo, en Alemania gana Merkel; en Francia, Sarkozy, y Berlusconi y su Liga del Norte acaban de dar el golpe en Italia. Berlusconi se ríe de Zapatero y su gobierno "rosa". El machismo le rezuma a borbotones a 'Il Cavaliere', lo mismo que la xenofobia, uno de los argumentos más esgrimidos por los últimos líderes de la derecha. La cuestión es que Zapatero se va quedando solo en Europa. Y podemos estar contentos. Claro que la izquierda de Zapatero es una izquierda bien centrada, con votos de la progresía de izquierda y de derechas. La izquierda más izquierda española va dejando de estar unida y anda perdida y dispersa en la travesía del desierto.

Hay, ya digo, piezas que no me encajan en mi puzzle mental. Y no es sólo porque durante unos días de paso por Madrid haya estado viendo la sesgadísima televisión de la ilustre señora Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, sobrina de un poeta que quizá tampoco hubiera comprendido mucho de lo que nos pasa.

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