Rutina. O lo que es lo mismo: lo normal que se suele hacer cada día, que en tiempos de coronavirus ha mutado hasta el punto de ser lo que queremos hacer todos los días. Ayer la rutina volvió a Granada con la reapertura de la restauración y del comercio no esencial. Lo hizo a medio gas, ya que había multitud de negocios -sobre todo de restauración- que apenas habían tenido tiempo de prepararse tras esa reapertura anunciada menos de 24 horas antes de que se produjese. Es por ello que si hubiera que definir con dos palabras la rutina que ha vuelta a la ciudad, sería tímida y precavida. La primera porque aún queda para que se vuelva a ver esa normalidad y la segunda porque más nos vale guardar precaución y no vernos abocados a una tercera ola ni antes de tiempo ni después. Que sí, que el café o las tapas dan vida, pero que también hay que acordarse que las cifras de muertes por el coronavirus siguen subiendo y eso, precisamente, son vidas que se van. Volvemos a nuestros sitios favoritos (dentro de nuestros municipios, de momento), pero hagámoslo con cordura en vez de con ansia. Que vuelvan los brindis, pero no los contagios. Gracias.

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