Prepararse con inteligencia

No puede ser otra cosa que trabajar juntos en definir las medidas imprescindibles para poder amortiguar el golpe

Todos los informes de observatorios económicos tan cualificados como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Central Europeo (BCE) o el Banco de España, alertan de un panorama económico sombrío con serias consecuencias para la economía cotidiana de la gente y para el sostenimiento de nuestro Estado de Bienestar.

La confluencia de una importante crisis económica por la pandemia junto a la crisis económica derivada de la invasión rusa de Ucrania, supone un cóctel de un enorme calado que ya está afectando seriamente a las economías mundiales y por tanto, a la economía europea y española.

Las clases más desfavorecidas sufren ya un duro golpe que agranda la brecha de la desigualdad social y perjudica una de las claves esenciales para la convivencia y el desarrollo de las sociedades: la igualdad. Si a esto le unimos el riesgo real de que el conflicto bélico se extienda a nivel global, el panorama se torna sombrío y más que preocupante.

Son tiempos difíciles los que nos toca vivir; muy difíciles. Tiempos que requieren prepararse con una enorme inteligencia colectiva para anticipar en lo posible las medidas que permitieran amortiguar el enorme golpe que la crisis económica está ofreciendo ya al conjunto de la sociedad y que, probablemente, puede verse incrementado en las próximas semanas y meses.

Y prepararse con inteligencia colectiva no puede ser otra cosa que trabajar juntos en definir las medidas imprescindibles para poder amortiguar el golpe; se hace necesario un pacto de rentas para acordar los límites admisibles para que la economía sea lo más competitiva posible. Esto es fundamental e interpela a empresarios y trabajadores a repartir las cargas con equidad.

También hace falta un pacto de las fuerzas políticas y sociales que permita asegurar lo mejor posible los elementos de clave del Estado de Bienestar: las pensiones públicas, la sanidad pública, la educación pública o los servicios sociales; y seguramente tengamos que hacerlo cediendo todos un poco para minimizar costes y aumentar la eficiencia mejorando su gestión y su funcionamiento.

Preparar un escenario desfavorable con inteligencia colectiva es la tarea que ahora se hace necesaria, aunque la perspectiva populista sea la tentación en la que probablemente sigan cayendo quienes están llamados a arrimar el hombro en beneficio de todos. No soy optimista pero, a pesar de ello, reclamo estar a la altura.

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