La primavera ya está completamente instalada, y como dice el viejo reproche "en Andalucía empieza la fiesta". No es del todo incierto, aunque el cliché no tiene por qué ser negativo. A pocos días de la resaca de las cruces, que resucitó el cadáver del botellón, y a escasas jornadas de que dé comienzo el primer festival de música granadino de esta temporada, la dicotomía -y posterior discusión pública- que nace a raíz del consumo de alcohol y las celebraciones al aire libre está servido.
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