LA economía española se estanca y la europea se contrae. El PIB intertrimestral conocido ayer arroja un escaso de crecimiento del 0,1% en España que da buena muestra de una economía de encefalograma plano donde lo que más lastra es el descenso del consumo de las familias y de las empresas. Pero el dato de la eurozona es aún peor, porque es negativo (-0,1% de media) e indica una fuerte contracción de las grandes economía, como la alemana (-0,5%) y las francesa e italiana (-0,3%). Lejos de ser un consuelo, esto empeora la situación debido al papel de motor económico que se adjudica a Alemania. Conocedores de los datos que ayer se iban a publicar, el Consejo de Ministros aprobó un paquete de 24 nuevas medidas para reactivar la economía que sugieren varias consideraciones. La primera es que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, admite por vez primera sin ningún tipo de paños calientes que la situación es muy complicada -un "frenazo", dijo-. Segundo, las medidas pretenden dos grandes objetivos: ayudar a los sectores en crisis y aliviar de trámites los procesos económicos. Así, el Gobierno inyectará 10.000 millones de euros en avales para los promotores de VPO y hará otro tanto con las pymes. Algunas de las medidas liberalizadoras son muy interesantes, como la de rebajar el plazo para la presentación de los estudios de evaluación ambiental para la obra pública, que ahora tardan una media de 760 días, casi dos años; la modificación de la Ley de Arrendamientos Urbanos para facilitar desahucios en caso de que los inquilinos no paguen, y la agilización del transporte de mercancías por vía férreas. El Gobierno, sin embargo, no ha abordado reformas fiscales más allá de la eliminación del Impuesto de Patrimonio cuando el impuesto de sociedades en España es uno de los más altos de Europa, ni ha avanzado soluciones ante la fuerte disminución prevista de cotizantes a la Seguridad Social, pero al menos sí hay ya un reconocimiento de la cruda realidad.